Una de las sensaciones más emocionantes que se pueden experimentar recorriendo las orillas del río Duero, es la proporcionada por el encuentro con esta pequeña joya alada de increíble coloración. En estos días, los martines pescadores se afanan en la crianza de sus polluelos a los que ceban con pequeños peces y renacuajos. En breve, por las bocas de los profundos túneles donde anidan, surgirá una nueva generación de zafiros engarzados en rubíes, dispuestos a sorprender y maravillar al observador con súbitos fogonazos de brillante colorido.