
Hubo dos novedades en el pajareo desde casa por la mañana: un cernícalo primilla y un muy tempranero vencejo común. Por lo demás, el menú habitual a base de cigüeñas blancas, milanos negros, buitres leonados y la pareja territorial de cernícalo vulgar. Una preciosa águila calzada de morfo oscuro protagonizó el momento más emocionante, capturando una paloma cimarrona en un tejado muy cercano (lástima que enseguida se pusiera con su presa fuera de mi vista y no me dejara afotarla). También hubo cuervos (un bando de cinco), garzas reales, vencejos reales, grajillas, urracas, mirlos, colirrojos tizones, jilgueros, pardillos, gorriones comunes y una masa de unos 60 aviones comunes.
Al final hubo segunda vuelta y eché también la tarde en la terraza, sumando a última hora dos especies más para la lista: espátula y esmerejón. El esmerejón era una preciosa hembra que me pasó muy cerca. Esta falconiforme debe de estar en pleno paso migratorio, de regreso a sus áreas de cría en el norte de Europa. Precisamente, Manuel Rodríguez había observado uno 20 minutos antes que yo, desde su casa en Toro.
Superado el objetivo inicial de alcanzar las 40 especies, y con lo que nos queda todavía por delante, habrá que marcarse otro nuevo.