
Ayer, mientras realizaba un recorrido de censo de aves por las riberas del Duero a su paso por la ciudad, sorprendí a un precioso macho de esta pequeña y bonita anátida. El ave descansaba en la zuda de las aceñas de Olivares en compañía de sus primos mayores, los ánades azulones (Anas platyrhynchos). Todo lo que tienen estos últimos de comunes, lo tiene de rara la cerceta carretona (Spatula querquedula) en este tramo fluvial. De hecho -que yo tenga noticia- se trata de la primera vez que se registra su presencia en la localidad.

Con esta nueva incorporación, la lista de aves citadas en el municipio de Zamora asciende ya a 227 especies, una cifra desde luego mucho más que considerable. Sin embargo, esta lista no se caracteriza precisamente por estar bien surtida de anátidas, familia que aquí tiene una representación verdaderamente pobre. Tan solo 13 de las 47 especies citadas en territorio español han sido vistas en el término municipal, casi todas con carácter ocasional o prácticamente accidental.

En cualquier caso, era razonable pensar que algunos ejemplares de cerceta carretona -migrante transahariano cuyas poblaciones reproductoras en Europa invernan en África occidental, atravesando la península ibérica en su viaje- se dejaban caer durante el paso migratorio por este tramo del Duero, al igual que probablemente lo hagan en algunas de las charcas esparcidas por el término municipal. Precisamente, ayer mismo el paso de carretonas se dejó sentir en muchos humedales de Castilla y León, entre ellos las lagunas de Villafáfila.