
El bosque de Valorio, ubicado en la ciudad de Zamora, ha sido uno de los escenarios más frecuentes de «Andarríos», el programa de educación ambiental en el medio natural del Ayuntamiento de Zamora que llegó a su fin hace unos días, tras más de un año de vigencia. En concreto, nuestro familiar bosque urbano acogió 12 de las 72 actividades realizadas en el marco de «Andarríos».

Foto de Lucía Gonzalo
En la última sesión, llevada a cabo el pasado día 6, los participantes conocieron la variada y espectacular avifauna forestal del Valorio invernal. A lo largo de la mañana anotamos un total de 33 especies (aquí la lista completa), entre las que destacaron los pícidos o pájaros carpinteros, con tres especies observadas. La buena representación en Valorio de esta familia de aves genuinamente forestales constituye una evidencia clara de la buena conservación y la contrastada heterogeneidad de su masa arbórea.

Pico menor (Dryobates minor). Foto de Basilio de la Iglesia.

Pico picapinos (Dendrocopos major). Foto de Nicolás Torre.

Pito ibérico (Picus sharpei). Foto de Nicolás Torres.

El trepador azul (Sitta europaea), casi un recién llegado a Valorio (se registra su presencia desde hace tan sólo un par de años) fue otro de los grandes protagonistas del paseo. Foto de Nicolás Torres.

Curruca capirotada (Sylvia atricapilla). Foto de Lucía Gonzalo.
La presencia de árboles y arbustos productores de frutos otoñales e invernales resulta vital para la supervivencia de multitud de pequeñas aves y mamíferos durante las estaciones frías. Uno de los pocos olivos (Olea europaea) presentes en Valorio atraía como un imán a multitud de pajarines como la curruca capirotada de la imagen anterior. Se deberían favorecer más estas especies productoras de pequeños frutos, también en los parques y jardines urbanos.

Mirlo común (Turdus merula). Foto de Lucía Gonzalo.
La lista de aves registradas en el bosque de Valorio en la página de eBird suma ya 144 especies, ocupando el puesto 22 entre los puntos de interés de la provincia de Zamora y el 100 en la comunidad autónoma de Castilla y León. Una buena muestra de la gran riqueza de este espacio natural de poco más de 80 ha de superficie.

Foto de Basilio de la Iglesia
La suaves temperaturas y abundantes precipitaciones de este otoño han favorecido la floración ocasional del algunas plantas como las violetas (Viola odorata) cuyas flores tapizan habitualmente el suelo del soto durante los meses de febrero y marzo.

Foto de Charo Hernández
El apio caballar (Smyrnium oleaster), frecuente en las zonas más húmedas y umbrías del bosque, es un buen ejemplo de la flora de Valorio procedente de antiguos cultivos hortícolas, en este caso con un claro sabor monástico. Su uso culinario y medicinal (antiquísimo) fue habitual en los monasterios de gran parte de Europa.

Foto de Lucía Gonzalo
El roble rebollo o melojo (Quercus pyrenaica), más conocido como roble carbizo en la comarca de Zamora, debió de ser uno de los integrantes principales del Valorio ancestral, junto con la encina (Quercus ilex), el roble quejigo (Quercus faginea) y el fresno común (Fraxinus angustifolia). La renaturalización de nuestro bosque urbano tiene que comenzar necesariamente por incrementar la presencia de estas especies autóctonas, hoy en día reducidas en la práctica al ámbito de la marginalidad.

Tal como comentaban estos dos simpáticos y bien informados petirrojos que posaron para la cámara de Nicolás Torres, aunque ya no volveremos a Valorio bajo el paraguas de «Andarríos», esperamos hacerlo durante el año que ya está a punto de llegar, con nuevas actividades para conocer «in situ» los secretos de nuestra fauna y nuestra flora. Pues eso que…
…¡VOLVEREMOS!
