La mariposa ortiguera (Aglais urticae) en Zamora

Mariposas ortigueras (Aglais urticae) libando sobre flores de Armeria sp. Sierra de Peña Negra (Zamora), julio de 2016.

En la mitología griega, las Cárites (más conocidas como las tres Gracias) eran las diosas del encanto, la naturaleza, la creatividad humana y la fertilidad. La menor de ellas, Áglae o Aglaya (literalmente “la esplendorosa”) se asociaba habitualmente con la belleza y la gracia de cuando deleita y enaltece a dioses y hombres. En 1820, el naturalista sueco Johan Wilhelm Dalman escogió su nombre para la denominación científica de una mariposa que su paisano Linneo había descrito 62 años antes como Papilio urticae , es decir “mariposa de las ortigas” y que pasó a llamarse, de este modo, Aglais urticae.  Sin duda, su asociación con la más pequeña de las Gracias resulta plenamente justificada para cualquiera que haya tenido la fortuna de disfrutar contemplándola en su medio natural.

Anverso. Municipio de Zamora, febrero de 2023.

Se trata de la mariposa más ampliamente extendida en el continente europeo, llegando a sobrepasar el círculo polar ártico en su extremo septentrional y ocupando las principales islas del Mediterráneo en el meridional. En las regiones más sureñas, eso sí, su distribución queda por lo general restringida a áreas montañosas o valles fluviales frescos. Tales preferencias vienen condicionadas por los requerimientos ambientales de la planta nutricia de sus orugas, la ortiga mayor (Urtica dioica), cuya presencia supone, lógicamente, condición imprescindible para la reproducción de nuestra protagonista. De ahí su denominación, tanto científica como en español.

Igualmente, dichas preferencias explican su distribución en la provincia de Zamora, donde resulta más abundante y extendida en su cuadrante noroccidental, montañoso y con mayor influencia atlántica. Fuera de las comarcas de Sanabria, La Carballeda y Aliste se extiende hacia el nordeste por los valles fluviales del Esla y sus afluentes en las comarcas de Los Valles y Benavente. En el sur de la provincia se limita al entorno de los cañones fluviales o arribas de los ríos Tormes y Duero y a las vegas y sotos ribereños de este último y de alguno de sus afluentes, como el Guareña.

Distribución de Aglais urticae en el Atlas de las Mariposas Diurnas de Zamora de NaturZamora-AZCN.

Reverso. Municipio de Zamora, febrero de 2023.

En Zamora, las mariposas ortigueras comienzan a salir de su hibernación a partir del mes de febrero y sobre todo durante marzo y abril. Posteriormente, desde mayo hasta finales de agosto, vuelan dos generaciones, una primaveral y otra estival. Los de la segunda serán los que reaparezcan al año siguiente tras la hibernación, reiniciando el ciclo ancestral de gracia y esplendor alados en sierras y riberas. Que no cese.

Comienza la temporada de mariposas en Zamora

Blanquiverdosa meridional (Euchloe crameri)

La Blanquiverdosa meridional (Euchloe crameri) es una mariposa de la familia de los piéridos exclusiva del Mediterráneo occidental y una de las primeras que vuelan a finales del invierno en las continentales tierras mesetarias de León y de Castilla. Su observación en un algún lugar de los alrededores de Zamora marca para mí el comienzo de la temporada anual de mariposas. El momento a partir del cual estas inigualables representaciones de la belleza y vitalidad de la Naturaleza van a constituirse en compañeras habituales de excursiones y paseos. Y ningún año esa primera observación ha sido tan temprana como en 2023: el pasado 3 de febrero dos blanquiverdosas volaban inquietas sobre las escarpadas laderas de un teso ubicado en las afueras de Zamora. En 2014 la primera fecha de vuelo fue el 15 de marzo, en 2017 el 21 de febrero, en 2020 el 7 de marzo… ¿Una evidencia más de ese cambio climático acelerado que no existe?

Olmera (Nymphalis polychloros)

No fueron, por otra parte, los únicos lepidópteros que se dejaron ver en esta jornada inicial. Previamente había localizado un ejemplar de Olmera (Nymphalis polychloros), gran ninfálido que en estas fechas invernales observamos con frecuencia sobre los troncos de las encinas y otros árboles en busca de exudaciones de savia con las que reponer fuerzas.

Ortiguera (Aglais urticae)

También hizo su aparición una Ortiguera (Aglais urticae), así llamada por ser las ortigas (Urtica sp) las plantas con que se nutren sus orugas, otro precioso ninfálido antaño común y ampliamente extendido, hoy en día cada vez más escaso y localizado. Lo mismo que ocurre con sus plantas nutricias.

Saltacercas (Lasiommata megera)

Y, de propina, dos ejemplares de Saltacercas (Lasiommata megera) persiguiéndose incansables entre los caldeados restos pétreos de una antigua cantera. Todavía queda más de un mes de invierno por delante pero, poco a poco, la primavera se va haciendo un hueco en nuestros montes y campiñas. Un tiempo nuevo preñado de colores, olores y sonidos vivificantes se aproxima. Salud y alegría para disfrutarlo.

Las tempranas estrellas amarillas de las praderas invernales

Hace algunos años, el condado galés de Radnorshire adoptó como uno de sus símbolos locales la flor de la estrella amarilla temprana (Gagea bohemica), una diminuta pero sorprendente integrante de la familia de las liliáceas. Esta elección resulta bastante comprensible cuando conocemos que en Radnorshire se encuentra la única población de Gagea bohemica de toda Gran Bretaña, motivo por el cual esta planta recibe en inglés el nombre de Radnor Lily o lirio de Radnor.

El área de distribución de la especie es, sin embargo, bastante mayor, abarcando buena parte del oeste, centro y sur de Europa, noroeste de África y oeste de Asia. En la península ibérica se encuentra sobre todo en el norte y el centro, refugiándose en las montañas en su extremo meridional. Aparece en pastos, rellanos, repisas o fisuras de roca, claros de bosques (pinares, encinares y enebrales, entre otros), matorrales (jarales, piornales…), y bordes de cultivos sobre todo tipo de substratos, incluidos los arenosos.

Increíbles prodigios de resistencia y adaptación, las estrellas amarillas tempranas ciertamente hacen honor a su nombre. En lo más crudo del invierno, entre los meses de enero y marzo, los pastizales desarrollados sobre suelos muy pobres de la práctica totalidad de la provincia de Zamora son el escenario de su precocísima floración. En estas tierras del extremo suroeste del continente europeo, la acompañan a menudo sus cercanas parientes las estrellas amarillas ibéricas (Gagea soleirolii), que se diferencian de Gagea bohemica por sus hojas más anchas y peludas. Finalmente, hay otras dos especies de este género citadas en la provincia, pero con presencia muy localizada: la estrella amarilla de Lacaita (Gagea lacaitae) y la estrella amarilla de prado (Gagea pratensis).

¡Comenzó el programa «Picapinos»!

El pasado lunes 30 de enero, a caballo entre el Día Mundial de la Educación Ambiental (28 de enero) y el Día Mundial de los Humedales (2 de febrero), tuvo lugar en las riberas del Duero en la ciudad de Zamora la primera actividad de este programa de divulgación de la Biodiversidad local dirigido a alumnos y docentes de centros educativos del municipio.

Los primeros partipantes fueron un grupo de alumnos y profesoras del IES «Universidad Laboral» a los que tuvimos el placer de introducir al conocimiento de la sorprendente y variada avifauna de nuestro magnífico humedal urbano.

Juntos descubrimos los secretos de la vida de cormoranes, garzas, martinetes y somormujos, protagonistas que pudimos observar estupendamente con nuestros telescopios. Unas imágenes que sin duda quedarán grabadas para siempre en sus retinas y contribuirán a desarrollar en ellos el interés y el deseo de conservar estas especies y su hábitat.

«Picapinos» está teniendo una gran acogida y una demanda muy elevada (varias veces mayor de la prevista) por lo que estamos realizando un gran esfuerzo para atender todas las peticiones de partipación que recibimos. Si deseas informarte y solicitar participar con tus alumnos en estas actividades puedes escribir a zamorabiodiversa@gmail.com o llamar al 676046551.

«Picapinos» es un programa de Educación Ambiental promovido por la Concejalía de Hábitat Sostenible del Ayuntamiento de Zamora y desarrollado con la colaboración de «Saliegos Birding» y «Zamora BioDiversa».

Dormilones de día, brujas de noche

Uno de los aspectos más característicos del comportamiento del martinete común (Nycticorax nycticorax) es su actividad fundamentalmente nocturna, especialmente fuera del período reproductor. Este patrón ha dado lugar a algunos nombres vernáculos de los numerosos que reciben estas misteriosas ardeidas a lo largo y ancho de su extensísima área de distribución que abarca gran parte de los continentes euroasiático, africano y americano.  Así, en Argentina y en Andalucía es conocido como garza bruja, en gallego se denomina garza da noite y en catalán martinet de nit.

También su denominación científica, nycticorax (“cuervo nocturno” en griego), hace clara referencia a sus hábitos noctámbulos. Durante el otoño y el invierno, los martinetes que no han emigrado hacia el sur -lo habitual en su especie- se agrupan en dormideros comunales donde descansan durante el día, tratando de permanecer a salvo de sus depredadores: aves rapaces y mamíferos carnívoros, sobre todo. 

 Al caer las tinieblas, vuelan siguiendo el curso del río en dirección a sus áreas de pesca, ubicadas con frecuencia a varios kilómetros de distancia del dormidero. En la oscuridad, los distintos individuos del grupo se comunican entre sí emitiendo una voz característica: «guac-guac». Este sonoro reclamo también ha inspirado una cantidad considerable de vernáculos, tales como guaco o huaco en Perú, Colombia, Venezuela y México, kwak en neeerlandés y goraz en portugués europeo.

En Brasil, en cambio, se conocen como dorminhocos, haciendo referencia a sus hábitos de descanso diurno. Curiosamente, dormilones es uno de los dos nombres populares recogidos en Zamora. El otro, mediagarza, probablemente se refiera a sus dimensiones corporales, francamente menores que las de otras especies de la misma familia como la garza real (Ardea cinerea), con la que suele coincidir, incluso en las colonias de cría.

Águilas urbanas

Águila calzada de morfo claro oteando su territorio de caza desde una veleta de la iglesia de San Ildefonso, en el casco antiguo de Zamora. Diciembre de 2015.

El águila calzada es una rapaz forestal que en las últimas décadas ha comenzado a instalarse en entornos urbanos, como es el caso de las riberas del Duero a su paso por la ciudad de Zamora, tramo donde está presente al menos desde la década de 1990 y donde actualmente alcanza una densidad de en torno a una pareja por cada kilómetro y medio de curso fluvial.

Nido de águila calzada en el Duero a su paso por Zamora. En la foto se ven la hembra y -echados- dos polluelos todavía con plumón. Junio de 2022.

Durante el período de marzo a octubre, cuando la generalidad de estas aves migradoras permanecen entre nosotros, es habitual observarlas cazando diversas especies de aves -especialmente palomas- en el interior de la ciudad, sobrevolando continuamente nuestras calles y viviendas.

Macho adulto de morfo oscuro transportando los restos de una paloma cimarrona que acaba de cazar y consumir parcialmente. Centro de la ciudad de Zamora, abril de 2020.

No resulta inusual en ese tiempo la imagen de una de estas pequeñas pero valientes águilas consumiendo su presa sobre el tejado de un edificio en el interior e incluso en el mismo centro de la urbe. Además, muchos años algún ejemplar con pocas ganas de embarcarse en la agotadora y peligrosa migracion anual, permanece con nosotros durante el período otoñal e invernal, prolongando así las oportunidades de disfrutar con su estimulante vecindad.

Juvenil al que faltan pocos días para emprender la migración, contemplando el barrio zamorano donde su padre le ha estado enseñando a cazar durante las últimas semanas. Septiembre de 2021.

Las águilas calzadas, junto con otras rapaces ornitófagas, como el azor común y el halcón peregrino -también con presencia habitual en el casco urbano de Zamora-, cumplen un papel fundamental en el control natural de las palomas cimarronas y torcaces, cuyas poblaciones han experimentado un gran crecimiento en los entornos urbanos. La presencia de estas bellísimas aliadas solo se garantiza conservando su hábitat de reproducción, es decir: el valioso arbolado ribereño que cubre las islas y márgenes fluviales del río Duero.