
La collalba gris (Oenanthe oenanthe) es un pájaro de la familia de los muscicápidos, por tanto pariente de papamoscas, petirrojos y ruiseñores. Se trata de una especie insectívora y migratoria. Los machos muestran dorso gris azulado y alas y antifaz negros mientras que las hembras tienen las partes superiores más ocráceas y carecen de antifaz. En ambos sexos resulta muy llamativo el diseño de la cola: blanca y terminada en una T invertida negra, siendo el origen de su nombre genérico en castellano: coli–alba. Muy terrestre, gusta de andar y saltar sobre el suelo y también de posarse, con porte erguido, en postes, piedras y elevaciones del terreno.

En España su población reproductora se localiza de modo fundamental en la mitad norte y especialmente en la cuenca del Duero y los sistemas montañosos aledaños. También se extiende por gran parte de las sierras pirenaicas y prepirenaicas y de manera más fragmentada por la depresión del Ebro, el sistema Ibérico y las sierras béticas. Selecciona preferentemente hábitat con escasa cobertura vegetal leñosa, especialmente herbazales y matorrales de montaña con frecuentes sustratos rocosos. También cría en parajes esteparios y parameras con arbolado disperso. En todos estos ambientes suele aprovechar oquedades para instalar sus nidos. Estas pueden ser naturales (grietas de rocas, madrigueras abandonadas de animales como conejos, por ejemplo) o estar asociadas a construcciones humanas de piedra o amontonamientos de origen antrópico, como los majanos.

La población española se estimó recientemente en cerca de un millón y medio de parejas reproductoras, de las cuales algo menos de la mitad se encontrarían en la comunidad autónoma de Castilla y León, dentro de la cual Zamora alberga un contingente muy destacado. En esta provincia podemos encontrarla desde las partes más elevadas de las sierras sanabresas hasta las pseudoestepas cerealistas de Tierra de Campos o La Guareña y los pastizales tradicionales de Sayago y Aliste. Pero en la actualidad, las densidades más elevadas se detectan en las campiñas y mosaicos agropecuarios del centro-oeste: Tierra del Pan occidental, Tierra de Alba y partes de Tierra de Tábara. No pongo su mapa distribución en la provincia porque lo cierto es que se puede encontrar a este bonito y simpático paseriforme en todas las cuadrículas del mapa provincial. Entrad en este enlace si queréis comprobarlo: https://atlasaves.seo.org/ave/collalba-gris/

En cualquier caso, las poblaciones españolas de esta ave paseriforme muestran un declive importante, con una pérdida próxima a la mitad de los ejemplares en el período comprendido entre 1998 y 2018. Por este motivo, la collalba gris aparece en la última edición del Libro Rojo de las Aves de España en la categoría de especie Casi Amenazada. Sus principales amenazas están relacionadas con la alteración de sus hábitat: intensificación agrícola, matorralización y reforestación así como las prolongadas sequías en sus áreas de invernada africanas. Es preciso recordar que se trata de una especie migradora que llega a tierras zamoranas entre finales de febrero y primeros de marzo y a la que podemos seguir observando hasta muy entrado el otoño, incluso hasta comienzos de noviembre. Muchas de las aves que se ven por aquí en primavera y en otoño, por cierto, son migrantes en paso, no pocas pertenecientes a poblaciones que se reproducen en latitudes tan norteñas como Islandia y Groenlandia (subespecie leucorhoa).

Su tradicional abundancia y amplia distribución en tierras zamoranas, así como su comportamiento confiado y su habitual presencia en medios frecuentados por los humanos (zonas de cultivo, pastizales, entornos rurales…), son factores todos que han contribuido a un destacado conocimiento popular de esta especie que se ve reflejado en la notable variedad de nombres vernáculos que se le atribuyen. El tipo más frecuente es el de las denominaciones que hacen referencia al diseño y coloración de sus plumas rectrices, caracterizadas por una combinación de blanco y negro en la que el primer color destaca llamativamente: rubialba, rubialga y multitud de variantes más (compuestas de rabo+alba) se escuchan, sobre todo, en comarcas como Sayago, Tierra del Pan, Tierra del Vino, Tierra de Alba, Tierra de Tábara, La Carballeda y Aliste. En esta última también encontramos formas equivalentes como colabranca o culiblanco. Otro grupo muy extendido hace mención al gracioso movimiento estereotipado con el que las collalbas llaman la atención precisamente sobre ese panel fanérico que constituye su cola, y que utilizan para enviar mensajes visuales a sus congéneres. Estos movimientos fueron identificados por la imaginación popular con los que realiza el jinete para arrear a su montura. De ahí las frecuentes denominaciones vernáculas del tipo arriaburros, tañaburra o tanjasno tan extendidas por Aliste, Los Valles, Benavente y La Carballeda. Tañer o tanxer es un verbo que en leonés tiene también el significado de “arrear” o “azuzar” a los animales de monta o tiro. Finalmente, otra tipología de nombres que se le atribuyen a las collalbas serían los descriptivos de sus medios o lugares preferidos para anidar: pedreiro (partes de Sanabria y de Aliste), terronero (La Carballeda y Los Valles) o barranquesa (Los Valles), entre otros. Es preciso aclarar que todos o casi todos los vernáculos mencionados los comparte la collalba gris de modo indistinto con su prima hermana, la collalba rubia (Oenanthe hispanica), también presente en tierras zamoranas aunque no tan extendida y a la que dedicaré su propia entrada, no tardando.
