El topillo campesino y sus depredadores

Topillo campesino (Microtus arvalis). Bosque de Valorio (Zamora), julio de 2021.

El topillo campesino (Microtus arvalis) vive en la Península Ibérica, Europa central y Asia hasta el centro de Siberia. En España lo podemos encontrar principalmente en Pirineos, Cordillera Cantábrica, Sistema Central y Sistema Ibérico pero desde hace medio siglo comenzó a expandirse por la submeseta septentrional. Partiendo de las sierras que rodean la Cuenca del Duero y penetrando a través de las vegas fluviales, llegó a ocupar las tierras llanas de Castilla y León casi por completo en el transcurso de unos 20 años. Los cambios en el uso y estructura del medio agrícola, tales como la expansión de los regadíos o la simplificación del medio producto de las concentraciones parcelarias (que provocó la disminución de sus depredadores), parecen haber espoleado su expansión. Hay que recalcar que esta expansión fue un fenómeno natural, no inducido y que, desde luego, las historias sobre sueltas o introducciones de este roedor en el medio natural forman parte más bien de la imaginación y el folclore populares.

Pollos de cernícalo vulgar (Falco tinnunculus) en la reserva natural «Lagunas de Villafáfila» (Zamora), julio de 2019. El exitoso programa de instalación de nidales en este espacio natural protegido es fruto de la colaboración entre la organización GREFA (Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat) y la Junta de Castilla y León.


Tal como ocurre en la mayor parte de su área de distribución, cada pocos años las poblaciones ibéricas de topillo campesino experimentan explosiones demográficas en las que las máximas abundancias se alcanzan en verano-otoño (agosto-octubre), con una subsiguiente disminución pronunciada durante el invierno. Algunas de las medidas que se adoptan para disminuir su impacto en los cultivos suponen un grave peligro para muchas otras especies con las que comparte hábitat, especialmente el uso indiscriminado de rodenticidas anticoagulantes. Por ello, y por su mayor eficacia, resulta mucho más recomendable el control biológico, favoreciendo a sus depredadores naturales, por ejemplo mamíferos carnívoros como la comadreja (Mustela nivalis) y el zorro (Vulpes vulpes) y aves rapaces como el cernícalo vulgar (Falco tinnunculus), la lechuza común (Tyto alba) y el mochuelo europeo (Athene noctua). Estas últimas responden muy bien a la colocación de nidales artificiales específicos que favorecen su presencia en muchas áreas agrícolas carentes de sustratos apropiados para su nidificación, como arbolado, edificaciones o roquedos.

Búho campestre (Asio flammeus). Cerecinos de Campos (Zamora), enero de 2020.


Lo cierto es que este pariente de los conocidos hamster cuenta con infinidad de depredadores. En el verdadero ejército de vertebrados que se ceban con él, encontramos desde oportunistas que sólo lo capturan de forma ocasional hasta verdaderos especialistas. Entre estos últimos destacan el elanio común (Elanus caeruleus) y el búho campestre (Asio flammeus), aves que expandieron su área de nidificación en las últimas décadas, colonizando las tierras zamoranas a la par que el propio topillo campesino.  Otras rapaces frecuentes en nuestra provincia y cuya dieta se basa en gran medida en este roedor cricétido son el aguilucho pálido (Circus cyaneus) y el búho chico (Asio otus). Incluso una pequeña ave paseriforme como es el alcaudón real (Lanius meridionalis) los tiene como presas habituales. Y entre los ofidios, la gran cazadora de topillos y otros pequeños roedores es, sin duda, la culebra de escalera (Zamenis scalaris), también ampliamente distribuida en las comarcas zamoranas.

Culebra de escalera (Zamenis scalaris). Zamora, junio de 2016.

Los búhos chicos de Valorio

 

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Entre los años 1998 y 2001 (ambos incluidos) llevé a cabo un exhaustivo trabajo de campo sobre la biología de esta estrigiforme en el bosque zamorano de Valorio. Los resultados, con aportación de algunos datos procedentes de otras áreas de la provincia, los publiqué en un artículo titulado “Aproximación a la biología del búho chico (Asio otus) en la provincia de Zamora” que apareció en el número 18 del Anuario del Instituto de Estudios ZamoranosFlorián de Ocampo” (el correspondiente al año 2001).

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Entre los resultados obtenidos mencionar que la población reproductora de búhos chicos en Valorio varió en aquel período entre las 3 y la 7 parejas y que éstas utilizaron para criar fundamentalmente nidos abandonados de urraca (Pica pica) ubicados sobre pinos piñoneros (Pinus pinea). Las fechas de puesta se extendieron entre mediados de diciembre y finales de mayo aunque la mayor parte se produjeron durante el mes de marzo. El tamaño de las puestas estuvo entre 4 y 6 huevos y el número de pollos que abandonaron el nido entre 2 y 6. Mediante el análisis de egagrópilas recogidas en Valorio se identificaron más de 2.800 presas de esta especie. De ellas casi el 80% fueron micromamíferos, principalmente ratón moruno (Mus spretus), topillo campesino (Microtus arvalis) y ratón de campo (Apodemus sylvaticus). Además, un 19% de la presas fueron aves passeriformes, siendo las más frecuentes el gorrión común (Passer domesticus), el estornino negro (Sturnus unicolor) y el verderón común (Chloris chloris).

Desde entonces he seguido haciendo un seguimiento de esta población local de búhos chicos que en términos generales se ha mantenido en parámetros similares a los de aquel período si bien en los últimos años parece estar sufriendo una cierta regresión. Esta disminución de sus efectivos tal vez entre dentro de las fluctuaciones periódicas que caracterizan la demografía de esta rapaz nocturna pero lo cierto es que viene acompañada por una disminución drástica en la presencia de topillo campesino (la presa con mayor aporte de biomasa en el estudio citado) en sus egagrópilas y coincide con el desplome generalizado de las poblaciones de otras aves especialistas en pequeños roedores como la lechuza común (Tyto alba), el búho campestre (Asio flammeus), el elanio común (Elanus caeruleus) o el aguilucho pálido (Circus cyaneus) en la provincia de Zamora y en gran parte de Castilla y León. Podemos sospechar que detrás de ello se esté ocultando un uso masivo de rodenticidas además de los efectos multiplicados de otras prácticas habituales de la actual agricultura industrializada, igualmente nocivas para la fauna silvestre y para el medio natural en general.

Valorio: un bosque en la ciudad

El bosque de Valorio, que formó parte del antiguo monte concejil de la ciudad de Zamora y hoy constituye una de sus grandes áreas naturales periurbanas, se encuentra ubicado en un valle fluvial excavado inmediatamente al noroeste del casco urbano. La mayor parte de sus 70 ha de extensión se hallan cubiertas de pinar de pino piñonero (Pinus pinea), con presencia de un notable rodal de ejemplares de porte impresionante que superan los 200 años de edad. En torno al arroyo de Valorio, o de Valderrey, crece un bien conservado bosque de ribera, dominado por álamos (Populus alba) y chopos (Populus nigra), con sotobosque de negrillos (Ulmus minor) y zarzas (Rubus ulmifolius).

 

Además encontramos numerosas especies arbóreas de tipo ornamental, plantaciones de arizónicas (Cupressus glabra) y restos de antiguos cultivos leñosos, entre los que destaca el almendro (Prunus dulcis). También, salpicados aquí y allá, podemos observar algunos retazos del bosque de quercíneas original formado por encinas (Quercus ilex), robles melojos (Quercus pyrenaica) y quejigos (Quercus faginea). En los llanos en altura que rodean el bosque existen pastizales xerófilos y acidófilos, con importante presencia del barceo (Stipa gigantea), alternando con parcelas cultivadas de cereal de secano

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Ruiseñor común (Luscinia megarhynchos)

Valorio cuenta con una  nutrida comunidad ornítica integrada por al menos 150 especies, de las que 72 son reproductoras comprobadas. Destaca por sus poblaciones de aves forestales, con buenas representaciones de rapaces nocturnas (cárabo Strix aluco, búho chico Asio otus, autillo Otus scops y mochuelo Athene noctua) y pícidos (torcecuello Jynx torquilla, pito real ibérico Picus sharpei, pico picapinos Dendrocopos major y pico menor Dryobates minor).  

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Búho chico (Asio otus)

Además cuenta con buenas poblaciones de paseriformes como ruiseñor común (Luscinia megarynchos), mosquitero ibérico (Phylloscopus ibericus), oropéndola (Oriolus oriolus), gorrión molinero (Passer montanus) y escribano soteño (Emberiza cirlus), y es un buen lugar para la observación de diversas rapaces que lo sobrevuelan habitualmente, en especial los milanos real (Milvus milvus) y negro (Milvus migrans), el águila calzada (Aquila pennata) y el buitre leonado (Gyps fulvus).

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Pico picapinos (Dendrocopos major)

En los espacios abiertos de su entorno más inmediato abundan las cogujadas montesina (Galerida theklae) y común (Galerida cristata) y están presentes otras especies características de estos medios como el aguilucho cenizo (Circus pygargus), el alcaudón real (Lanius meridionalis) y la collalba gris (Oenanthe oenanthe).

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Cogujada montesina (Galerida theklae)

Por otro lado, se ha citado en Valorio la presencia de 25 especies de mamíferos, entre ellos el murciélago ratonero grande (Myotis myotis), la rata de agua (Arvicola sapidus), el conejo (Oryctolagus cuniculus), el tejón (Meles meles) y la jineta (Genetta geneta); 10 de reptiles, como la lagartija colilarga (Psammodromus algirus) y las culebras de escalera (Zamenis scalaris) y bastarda (Malpolon monspessulanus); 6 de anfibios, como el sapillo moteado (Pelodytes hespericus) y el sapo partero común (Alytes obstetricans); y otras 6 de peces, entre los que destaca la amenazada bermejuela (Achondrostoma arcasii), un pequeño ciprínido endémico considerado “Vulnerable” a nivel mundial.

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Bermejuela (Achondrostoma arcasii)

Finalmente, hay que destacar la bien conservada comunidad de lepidópteros que albergan nuestro pequeño bosque zamorano y sus alrededores, con más de 50 especies de mariposas diurnas presentes, entre ellas especies como Papilio machaon, Iphiclides feisthamelii, Zerynthia rumina, Zegris eupheme, Brintesia circe, Polygonia c-album, Argynnis pandora y Tomares ballus.

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Zerynthia rumina

Rapaces nocturnas del bosque de Valorio.

Las rapaces nocturnas (estrigiformes) constituyen uno de los elementos más interesantes de la avifauna de este bosque periurbano de la ciudad de Zamora. Hasta hace 15 años acogía cuatro especies diferentes de este orden de aves: el autillo (Otus scops), el mochuelo (Athene noctua), el búho chico (Asio otus) y la lechuza común (Tyto alba). Ésta última, que siempre había sido muy escasa, desapareció por aquellas fechas.

Sin embargo, unos años más tarde (en torno al 2010) una nueva especie comenzó a colonizar el bosque: el cárabo (Strix aluco). En la actualidad, su población local se compone de 3 parejas reproductoras.

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Por su parte, el búho chico mantiene desde hace dos décadas una población bastante estable que oscila enre las 5 y las 8 parejas, mientras que el autillo -antaño muy abundante- ha experimentado una regresión muy marcada, descendiendo desde las 10 u 11 parejas que se censaron hacia el año 2000 hasta las 4 o 5 actuales. Igualmente negativa es la evolución de la población del mochuelo que ha caído en los últimos 20 años desde 6 o 7 parejas hasta solamente 2 o 3.

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