Ornitónimos con historia

Es posible que el ornitónimo, es decir el nombre de ave, más antiguo conocido sea lakalaka. Este término aparece en antiguas inscripciones mesopotámicas y se refiere, sin duda, a la cigüeña blanca (Ciconia ciconia) cuyo crotorear -“machar o majar el ajo” que decimos por estas tierras- reproduce con bastante fidelidad. Cuatro mil años más tarde sigue vivo en las lenguas del Oriente cercano, como el árabe (laklaka) o el turco (leylek).

Pero quizás nos podamos remontar más atrás todavía cuando mencionamos a la pega, ese llamativo pájaro blanco y negro con tornasoles, dotado de una cola singularmente larga. En español su denominación “oficial” es urraca pero en Zamora solemos conocerla mejor como pega, el mismo nombre que recibe en otras lenguas del occidente ibérico como el portugués, el gallego o el leonés. Bueno, pues el caso es que en protoindoeuropeo, es decir en la lengua madre hipotéticamente reconstruida que habría dado origen a todas las lenguas de la gran familia indoeuropea, el nombre que se le otorgaría a nuestra simpática e inteligente amiga se piensa que debió de ser el de peika. De aquel antiquísimo peika a nuestro actual pega irían -latín, o tal vez céltico, mediante- no menos de cinco milenios, pero la pronunciación no ha variado tanto y, en esencia, podemos decir que sigue tratándose del mismo nombre.

Otros vernáculos, en cambio, llevaríamos algo menos de tiempo repitiéndolos. Por ejemplo, el de pimienta, pimentera o pimentonero que se usa frecuentemente en las regiones de León, Castilla y Extremadura para el petirrojo europeo (Erithacus rubecula). Imposible que se hubiera originado antes de la llegada a tierras ibéricas del pimiento o pimentón, a partir del siglo XVI, pues se trata de un producto originario de Méjico, por tanto desconocido en la Europa previa al contacto con el Nuevo Mundo. Algún fino observador -quién sabe si un zamorano aficionado a las sopas de ajo bien sazonadas- debió de ver reflejado el intenso y atractivo color de la especia en el papo colorado de nuestro aguerrido pajarico y a partir de ahí pondría en circulación este curioso y bien traído ornitónimo popular.

Censo de cigüeñas invernantes

<<Las cigüeñas ya no emigran, ya no marchan a África.>> Desde hace veinte o treinta años oímos con frecuencia esta frase u otras equivalentes que reflejan la creencia -cada vez más extendida- de que la cigüeña blanca (Ciconia ciconia) ha roto por completo con la tradición migratoria que caracteriza a esta popular y espectacular ave, de marcadas querencias antropófilas. Cierto es que esta creencia tiene su fundamento: en las últimas décadas, en los atardeceres de los meses otoñales, los habitantes de Zamora pueden observar, casi a diario, la espectacular entrada en la ciudad de centenares de cigüeñas blancas que pasan la noche congregadas en diferentes edificios de su casco antiguo, como la catedral de San Salvador o la iglesia de San Ildefonso.

Pero ¿hasta qué punto es verdadera esta aseveración? El pasado fin de semana tuvo lugar el III Censo Nacional de Cigüeña Blanca Invernante (los anteriores se llevaron a cabo en 1995 y 2004, así que ya era hora) coordinado por SEO/BidLife. Como participantes en el mismo, Gonzalo Criado y yo visitamos el sábado 24 el Centro de Tratamiento de Residuos (CTR) de Zamora (el basurero o vertedero, para que nos entendamos), punto donde en estas fechas se concentra la práctica totalidad de la población invernante en la provincia de Zamora. El censo que obtuvimos fue de 426 ejemplares. En otras partes de la provincia, Cristian Osorio censó la reserva natural “Lagunas de Villafáfila” donde tan sólo había un ejemplar mientras que José Ignacio Regueras cubrió exhaustivamente el Valle de Vidriales, en este caso sin encontrar un solo ejemplar. Esta situación -nidos vacíos, ausencia total o presencia anecdótica de cigüeñas- es la regla general en la práctica totalidad de la provincia durante los meses de septiembre, octubre y noviembre, con la excepción patente del entorno de la capital y el vecino CTR.

Desconozco cuál es la población reproductora actual de cigüeña blanca en Zamora, el último censo que he visto publicado, el de 2004, habla de 1.581 parejas. Aceptando que la población actual no parece ser demasiado diferente, y que según los estudios del biólogo zamorano Pablo Santos la productividad en esta provincia varía entre 0,6 y 2 pollos por pareja, podríamos aventurar que la población provincial de cigüeñas al terminar la temporada de cría podría moverse, «grosso modo», en cifras comprendidas entre los 4.000 y los 6.500 ejemplares. Esos 427 ejemplares que se han quedado aquí a pasar el otoño constituirían, entonces, tan sólo entre un 7 y un 10% -redondeando- de la población nativa. Una fracción, ciertamente, muy minoritaria. Pero es que, además, sabemos que una parte muy importante de estas cigüeñas blancas que se alimentan durante el otoño en el CTR de Zamora, durmiendo muchas de ellas en la ciudad, no son precisamente nativas. La lectura de anillas nos cuenta que muchas proceden de otros estados de Europa occidental (Francia, Alemania…) o de otras provincias españolas.

En resumen, es cierto que un número importante y creciente de cigüeñas blancas se quedan aquí durante el otoño en vez de emprender el viaje habitual hacia el sur. Pero son sólo una pequeña parte -seguramente mucho menos de la décima parte- las que no emigran . Una mayoría apabullante siguen comportándose como audaces viajeras, cruzando el estrecho de Gibraltar camino del África subsahariana, como se puede comprobar fácilmente contemplando el fabuloso espectáculo de las decenas de miles de cigüeñas que pasan todos los años por Tarifa.

Plumas por la ventana

Cigüeñas blancas (Ciconia ciconia). Quizás la más llamativa de las aves antropófilas. Un lujo en nuestras ciudades que a menudo pasamos por alto por acostumbrado.

En estos días de confinamiento general, observar y fotografiar aves desde la ventana de casa se convierte en la única opción para la mayoría de los aficionados. En estas circunstancias, las aves urbanas cobran un protagonismo especial, aunque los afortunados que viven en áreas rurales pueden tener acceso a una variedad realmente superior de especies. Algo semejante ocurre con aquellos que disponen de jardines propios.

Las colúmbidas, como esta tórtola turca (Streptopelia decaocto) resultan, por su abundancia, protagonistas indudables del pajareo urbano.

Desde hace muchos años, tengo la costumbre de anotar todas las especies que veo desde dentro de casa. Creo que ya lo hacía en mi adolescencia, cuando escuchaba cantar desde mi habitación a los cárabos del parque de San Francisco, en Ávila. Mi lista personal de los últimos 10 años incluye -ni más ni menos- que 106 especies de aves vistas desde las ventanas de mi vivienda en Zamora. La comparto aquí para que comprobéis que sin salir de casa se puede ver algo más que gorriones y palomas y no creáis que quedarse supone obligatoriamente colgar los prismáticos o la cámara. Por cierto: todas las fotos de esta entrada están hechas desde casa.

Milano real (Milvus milvus). Las rapaces sobrevuelan o se introducen en las ciudades con mucha más frecuencia de lo que se suele pensar, pero su detección a menudo requiere mirar hacia lo alto.
Pico menor (Dryobates minor). Un jardín vecino o una simple hilera de árboles puede suponer un atractivo irresistible para un montón de especies típicamente forestales.

MI LISTA DE AVES VISTAS POR LA VENTANA

  1. Cormorán grande Phalacrocorax carbo
  2. Garcilla bueyera Bubulcus ibis
  3. Garza real Ardea cinerea
  4. Cigüeña blanca Ciconia ciconia
  5. Ánsar común Anser anser
  6. Ánade azulón Anas platyrhynchos
  7. Abejero europeo Pernis apivorus
  8. Milano negro Milvus migrans
  9. Milano real Milvus milvus
  10. Buitre leonado Gyps fulvus
  11. Buitre negro Aegypius monachus
  12. Culebrera europea Circaetus gallicus
  13. Aguilucho cenizo Circus pygargus
  14. Aguilucho lagunero occidental Circus aeruginosus
  15. Aguilucho pálido Circus cyaneus
  16. Azor común Accipiter gentilis
  17. Gavilán común Accipiter nisus
  18. Busardo ratonero Buteo buteo
  19. Águila calzada Hieraaetuspennatus
  20. Águila real Aquila chrysaetos
  21. Águila pescadora Pandion haliaetus
  22. Cernícalo primilla Falco naumanni
  23. Cernícalo vulgar Falco tinnunculus
  24. Esmerejón Falco columbarius
  25. Alcotán europeo Falco subbuteo
  26. Halcón peregrino Falco peregrinus
  27. Grulla común Grus grus
  28. Alcaraván común Burhinus oedicnemus
  29. Avefría europea Vanellus vanellus
  30. Gaviota reidora Chroicocephalus ridibundus
  31. Gaviota sombría Larus fuscus
  32. Paloma bravía Columba livia
  33. Paloma torcaz Columba palumbus
  34. Tórtola turca Streptopelia decaocto
  35. Cotorrra de Kramer Psitacula crameri
  36. Lechuza común Tyto alba
  37. Cárabo común Strix aluco
  38. Búho chico Asio otus
  39. Vencejo común Apus apus
  40. Vencejo pálido Apus pallidus
  41. Vencejo real Tachymarptis melba
  42. Abejaruco europeo Merops apiaster
  43. Abubilla común Upupa epops
  44. Pito real ibérico Picus sharpei
  45. Pico picapinos Dendrocopos major
  46. Pico menor Dryobates minor
  47. Alondra común Alauda arvensis
  48. Avión roquero Ptyonoprogne rupestris
  49. Golondrina común Hirundo rustica
  50. Golondrina dáurica Cecropis daurica
  51. Avión común Delichon urbicum
  52. Lavandera cascadeña Motacilla cinerea
  53. Lavandera blanca Motacilla alba
  54. Bisbita pratense Anthus pratensis
  55. Chochín paleártico Troglodytes troglodytes
  56. Acentor común Prunella modularis
  57. Petirrojo europeo Erithacus rubecula
  58. Ruiseñor común Luscinia megarhynchos
  59. Colirrojo tizón Phoenicurus ochruros
  60. Colirrojo real Phoenicurus phoenicurus
  61. Roquero solitario Monticola solitarius
  62. Mirlo común Turdus merula
  63. Zorzal alirrojo Turdus iliacus
  64. Zorzal común Turdus philomelos
  65. Cetia ruiseñor Cettia cetti
  66. Carricero común Acrocephalus scirpaceus
  67. Zarcero políglota Hippolais polyglotta
  68. Curruca carrasqueña Sylvia cantillans
  69. Curruca cabecinegra Sylvia melanocephala
  70. Curruca zarcera Sylvia communis
  71. Curruca mosquitera Sylvia borin
  72. Curruca capirotada Sylvia atricapilla
  73. Mosquitero papialbo Phylloscopus bonelli
  74. Mosquitero común Phylloscopus collybita
  75. Mosquitero ibérico Phylloscopus ibericus
  76. Mosquitero musical Phylloscopus trochilus
  77. Reyezuelo sencillo Regulus regulus
  78. Reyezuelo listado Regulus ignicapillus
  79. Papamoscas gris Muscicapa striata
  80. Papamoscas cerrojillo Ficedula hypoleuca
  81. Mito Aegithalus caudatus
  82. Herrerillo capuchino Lophophanes cristatus
  83. Carbonero garrapinos Periparus ater
  84. Herrerillo común Cyanistes caeruleus
  85. Carbonero común Parus major
  86. Agateador europeo Certhia brachydactyla
  87. Oropéndola europea Oriolus oriolus
  88. Urraca común Pica pica
  89. Grajilla occidental Corvus monedula
  90. Corneja negra Corvus corone
  91. Cuervo grande Corvus corax
  92. Estornino pinto Sturnus vulgaris
  93. Estornino negro Sturnus unicolor
  94. Gorrión común Passer domesticus
  95. Gorrión molinero Passer montanus
  96. Gorrión chillón Petronia petronia
  97. Pinzón vulgar Fringilla coelebs
  98. Pinzón real Fringilla montifringilla
  99. Serín verdecillo Serinus serinus
  100. Verderón común Chloris chloris
  101. Jilguero europeo Carduelis carduelis
  102. Jilguero lúganoSpinus spinus
  103. Pardillo común Linaria cannabina
  104. Camachuelo común Pyrrhula pyrrhula
  105. Picogordo común Coccothraustes coccothraustes
  106. Escribano soteño Emberiza cirlus
Grajilla occidental (Corvus monedula). Pocas aves hacen tanta compañía al naturalista confinado como estos inteligentes, gregarios y bulliciosos córvidos.
Mirlo común (Turdus merula). Paseriforme forestal que en las últimas décadas colonizó nuestras ciudades para regalarnos con su melodioso y potente canto.

¡40 rutas de «Zamora, Aves y Naturaleza»!

La mañana del pasado domingo 26 de mayo celebramos la ruta nº 40 de ZAMORA, AVES Y NATURALEZA con un recorrido por las orillas del Duero en los barrios de Olivares, San Frontis y Cabañales. Un día más, el numeroso grupo de participantes tuvo la oportunidad de disfrutar de la variada y sorprendente avifauna que habita en las riberas e islas del río zamorano: somormujos lavancos, cormoranes grandes, garzas reales, cigüeñas blancas, milanos negros, águilas calzadas, ánades azulones, palomas torcaces, abejarucos y los pájaros moscones con sus extraordinarios nidos fueron las especies que merecieron mayor atención. Y como viene siendo habitual esta primavera, no faltó tampoco el avistamiento de varios galápagos.

Asimismo tuvimos que afinar el oído para escuchar y distinguir los variados cantos que nos llegaban procedentes de la espesa vegetación, delatando la presencia de ruiseñores comunes y bastardos, carriceros, currucas capirotadas, chochines y oropéndolas entre otras muchas especies de pequeñas aves.

Las plazas para el mes de junio están ya completamente agotadas. Tras un pequeño parón estival, reanudaremos la actividad en el mes de agosto. Cuando tengamos las próximas fechas, las haremos públicas.

ZAMORA, AVES Y NATURALEZA es un programa promovido por la Concejalía de Turismo del Ayuntamiento de Zamora con la colaboración de «El Mirador del Lobo».

La inscripción es gratuita y para realizarla basta con enviar una whatsapp al 676046551 (José Alfredo).

(Nuestro agradecimiento a Ángel Encinas por su foto del grupo).

Una mañana con las aves del río y los niños del CRA de Moraleja

La semana pasada tuvimos la visita de los alumnos de primero y segundo de Primaria del CRA de Moraleja del Vino que querían conocer en vivo y en directo a las fascinantes aves que viven en las islas y riberas del Duero.

Venían acompañados por sus profesoras Manuela y Raquel y pudimos comprobar que todos habían hecho sus deberes a la perfección. ¡Enhorabuena!

Se habían estudiado a fondo la guía de aves que les habíamos preparado y además venían provistos con el album de cromos que hemos diseñado para los niños que participan en nuestro programa “Una mañana con las aves”.

La verdad es que todos lo pasamos fantástico mirando por los telescopios los nidos de las garzas reales, las cigüeñas blancas, los milanos negros y el águila calzada. En muchos de los nidos había polluelos pero otros estaban todavía incubando sus huevos.

Después hicimos una visita a la colonia de los preciosos abejarucos y los vimos cazar insectos al vuelo y excavar sus nidos en la arena. ¡Era muy emocionante!

Tambien vimos a los cormoranes secando las plumas después de haber estado buceando para pescar. En “Una mañana con las aves” se aprenden un montón de cosas y te diviertes de lo lindo. ¡Os esperamos!

Comer a dos picos no es una buena idea

Hace unos días, mientras observábamos un nido de cigüeña blanca (Ciconia ciconia) en una de las islas que jalonan el río Duero a su paso por Zamora y que constituyen, por su flora y fauna, magníficas reservas de biodiversidad, mi hermana Charo y yo tuvimos la oportunidad de presenciar un curioso e impactante espectáculo natural.

En el nido se hallaban uno de los adultos acompañando a dos polluelos de corta edad cuando llegó el otro progenitor que volvía de buscar la pitanza. Como es habitual, traía ésta en el interior de su buche y, tras regurgitarla, pudimos comprobar que se trataba de un ejemplar de culebra bastarda (Malpolon monspessulanus) de considerables dimensiones.

“Para ti la cola y para mí la cabeza” debieron decirse entre ellos los dos cigoñinos, pues cada uno comenzó a embutirse el ofidio por un extremo. El resultado esperado no tardó en producirse y lo que empezó como un sustancioso almuerzo, desembocó en apenas un minuto en un callejón sin salida.

Las dos pequeñas cigüeñas tiraban y trataban de retorcer el tronco de la culebra pero sin éxito. Cual rey Salomón, uno de los adultos intentó cortarla con su pico, demostrando tan solo que un arpón no es una espada.

Al final, harta probablemente de los poco refinados modales de sus vástagos, la cigüeña optó por la única solución factible. Tirando de la culebra, la extrajo del buche de uno de los cigoñinos y, a continuación, hizo lo mismo con el otro.

“Si no sabéis comportaros en la mesa, os quedáis en ayunas”. Y dicho y hecho, se zampó el culebrón en un santiamén, dejando a sus frustradas criaturas con dos palmos de narices y a nosotros con la boca abierta.

Garcillas bueyeras y Martín pescador: una nueva ruta de «Zamora, Aves y Naturaleza»

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El pasado domingo 16 de diciembre tuvo lugar en la ciudad de Zamora una nueva ruta de observación de aves -la número 32- del programa  “ZAMORA, AVES Y NATURALEZA”  que promueve la Concejalía de Turismo del Ayuntamiento de Zamora con la colaboración de la empresa de turismo natural “El Mirador del Lobo”, programa en el que tomo parte como guía y organizador.

Participaron un total de 15 personas de todas de las edades,  de las cuales más de la mitad -8- acudieron desde otras provincias, concretamente las de Valladolid, Salamanca y Madrid.

El recorrido se llevó a cabo por la margen izquierda del Duero, en las inmediaciones del barrio de Pinilla y en horario de tarde para poder disfrutar con el magnífico espectáculo de dos dormideros comunales de Garcilla bueyera (Bubulcus ibis) y Cormorán grande (Phalacrocorax carbo) que se forman en sendas islas de este tramo fluvial urbano. En el dormidero de garcillas la cifra de aves presentes superó los 300 ejemplares mientras que en el de cormoranes se rondaba el centenar

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Garcillas bueyeras bebiendo en el río Duero (Bubulcus ibis)

Los participantes también tuvieron la oportunidad de contemplar la nutrida colonia de Cigüeña blanca (Ciconia ciconia) asentada en las islas del Duero, entre ellas un ejemplar bien conocido por los ornitólogos zamoranos (C16M), anillada hace seis años y medio en el casco antiguo de la ciudad por Pablo Santos y que se hallaba enfrascada, junto con su pareja, en la reparación de su voluminoso nido de cara al comienzo de un nuevo período reproductor.

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Entre las restantes especies observadas, una de las pequeñas joyas de nuestras riberas, el Martín pescador (Alcedo athis) hizo las delicias de pequeños y grandes que pudieron disfrutar con su plumaje de vivos colores gracias a nuestros telescopios. Además se vieron varias garzas reales (Ardea cinerea), un activo y cantarín Cetia ruiseñor o Ruiseñor Bastardo (Cettia cetti) y los siempre abundantes ánades azulones (Anas platyrhynchos).

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Martín pescador (Alcedo athis)

Una vez más quedamos muy satisfechos con el logro de los dos principales objetivos del programa: promocionar nuestra ciudad como destino de turismo de observación de la naturaleza y dar a conocer su magnífico patrimonio natural tanto a los visitantes como a los residentes en la misma.

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Ánade azulón (Anas platyrhynchos)