Fuseras y pimenteras

La husera (Euonymus europaeus) es un arbusto de la familia de las celastráceas cuya madera se utilizó desde el Neolítico para la fabricación de husos de hilar. De esta antiquísima utilidad proceden también sus nombres en leonés (fusera o fuseira) y gallego (fuseira). Otro nombre muy común en castellano es el de bonetero, originado por la particular forma de sus frutos que recuerdan a los bonetes, gorros dotados de cuatro picos redondeados que solían lucir antaño eclesiásticos, colegiales y graduados.

 Estos bonetes, corazones, reventones o baulines, como también se llaman, no resultan apropiados comestibles para los humanos (son vomitivos y purgantes) pero sí para no pocas aves paseriformes que los consumen dispersando sus semillas, como es el caso de la curruca capirotada, el mirlo común, los diversos zorzales o el petirrojo europeo, nuestra popular pimentera.

El petirrojo siente especial atracción por unos frutos cuyo vivísimo color compite con el no menos intenso “pimiento” que luce en su pecho anaranjado. Este singular duelo cromático entre ave y arbusto se produce durante estas fechas otoñales en los setos, sotos y claros de bosque de una gran parte de Castilla y León. Especialmente en las estribaciones montañosas y en las riberas de las tierras llanas que es donde podemos encontrar a la husera o bonetero, amante de los suelos frescos y tirando a húmedos. En tierras zamoranas sobre todo en el norte y el oeste, particularmente en comarcas como las de Aliste y La Carbayeda.