
Sin duda hay pocas aves tan representativas de las campiñas agrícolas y ganaderas eurosiberianas como el alcaudón dorsirrojo. Amante de los paisajes abiertos, precisa de la presencia abundante de arbustos espinosos de los cuales se vale para ocultar su nido y como posaderos desde los que acechar a sus presas (insectos sobre todo y en menor medida pequeños vertebrados) a las que detecta y captura sobre suelos relativamente despejados. Al igual que otras especies de alcaudones, el dorsirrojo también usa los picos de los espinos, agavanzales, zarzas y bruñales para espetar sus presas, formando así pequeñas despensas.

Se trata de un paseriforme ampliamente distribuido en Europa, que se halla ausente de las áreas más septentrionales así como de diversas regiones mediterráneas. La población europea se estima en 7,4 a 14,3 millones de parejas y resulta más abundante en el este del continente: Rumanía, Bulgaria, Polonia, Ucrania y Rusia albergan en conjunto más de las tres cuartas partes del contingente continental. Migrante transahariano, se encuentra en nuestras latitudes desde finales de abril hasta comienzos de septiembre, invernando en el sur y sureste de África. Prácticamente toda la población europea, incluyendo los núcleos más occidentales como el ibérico, migra a través del Mediterráneo oriental.

En la península ibérica nidifica exclusivamente en su mitad norte, siendo tradicionalmente más abundante en las regiones de mayor influencia atlántica (desde Galicia a Navarra) y sobre todo en la parte septentrional de Castilla y León. Se calcula que la población española de alcaudón dorsirrojo podría rondar actualmente apenas los 180.000 ejemplares, con una reducción estimada en casi un 50 % entre 1998 y 2018, lo que ha llevado a su inclusión en el Libro Rojo de las Aves de España dentro de la categoría de “Vulnerable”.

Curiosamente, este declive demográfico viene acompañado de una llamativa expansión de su área de distribución ibérica en el curso de la cual ha colonizado extensos territorios del sistema central y su piedemonte. Aquí está encontrando, al parecer, medios bastante favorables para su reproducción gracias a la conservación de la ganadería extensiva.

En Zamora se distribuye fundamentalmente por el cuadrante noroccidental de la provincia: por las comarcas de Sanabria y la Carballeda principalmente y más localizado por Aliste y Tábara. En todas estas comarcas se le conoce popularmente con el nombre vernáculo de “picanzo pequeño”. “Picanzo” es la denominación genérica para los alcaudones (Lanius) más extendida en el tercio occidental de la península ibérica, desde Galicia y parte de Asturias hasta el oeste de Extremadura y el norte de Huelva. El específico “pequeño” resulta muy apropiado pues, efectivamente, se trata del menor de los tres alcaudones presentes en el área.


En las últimas décadas, su distribución en Zamora se redujo por el extremo meridional (comarca de Aliste) y paralelamente experimentó una reducción general de sus efectivos. Los cambios en su hábitat provocados por el abandono de la ganadería extensiva debieron de constituir el principal factor influyente. Sin embargo, en la actualidad esta tendencia negativa podría estar revirtiendo: en los últimos años se está detectando la presencia de territorios ocupados de forma dispersa en el nordeste de la provincia, en comarcas donde no existían datos previos de nidificación como los Valles, Benavente e incluso en el mismo borde de Tierra de Campos. Al mismo tiempo, el seguimiento de territorios de cría en la parte oriental de Sanabria, durante las últimas ocho temporadas, parece indicar una tendencia a la estabilización de esa población. Motivos para el optimismo, a pesar de todo.
