
En Zamora el bosque comienza justamente donde termina la ciudad. De modo que esta semana pasada y la anterior disfruté de algunos paseos matinales por Valorio, nuestro gran parque o pequeño bosque (según se mire).

Panel informativo sobre las aves del bosque de Valorio, que forma parte de la Ruta Ornitológica del Ayuntamiento de Zamora, con textos y fotos míos, por cierto. Por fin -más vale tarde que nunca- una mínima información al público sobre la fauna de la ciudad y de sus principales espacios naturales.

Una de las especies de pequeños paseriformes más llamativas en estas fechas es el zarcero políglota o común (Hippolais polyglotta). Los machos cantan ahora incesantemente, a menudo desde perchas bien visibles sobre la masa de arbustos espesos que son su hábitat predilecto.

Por su parte, la oropéndola (Oriolus oriolus) prefiere camuflarse entre las tupidas copas de los árboles, en especial los álamos y chopos que rodean el arroyo. Esta especie está bastante bien representada en Valorio pero no resulta fácil verla. En cambio, se escucha muy bien el canto de los machos, proclamando una y otra vez: «que-tengo-frío…que-tengo-frío…». Tiene guasa que cuanto más calor hace, más repite la cantinela.

En cambio, no se oye ahora el «upupú…upupú…» de las abubillas (Upupa epops) pues en estos días se hallan muy atareadas con la alimentación de su pollada.

Las palomas torcaces (Columba palumbus) se cuentan, sin duda, entre las aves más abundante y características de Valorio. La densidad de población que alcanzan en esta pequeña masa forestal resulta excepcional.

Pero los grandes protagonistas de la primavera en Valorio son los ruiseñores comunes (Luscinia megarhynchos). Siguiendo el curso del arroyo nos acompañan constantemente sus potentes y melodiosos cantos. Valorio es, sin duda, el bosque de los ruiseñores.

Y si el ruiseñor encarna el papel protagonista entre los pájaros, la Pandora (Argynnis pandora) lo representa a su vez entre las mariposas. Desde mayo hasta septiembre, Valorio es también el bosque de las pandoras y estos bellísimos insectos depositan sus puestas en las abundantes y literarias violetas (Viola odorata) de su umbrío soto.

Otra mariposa que estoy viendo con frecuencia en los paseos: Vanesa de los cardos (Vanessa cardui). Extraordinaria viajera ampliamente distribuida por nuestro planeta.

Mariposa manchas verdes (Glaucopsyche alexis). Ese pequeño licénido, sin ser raro, no resulta muy frecuente de ver en Valorio.

En cambio, la mariposa Maculada (Pararge aegeria) llega a ser muy abundante. Este lepidóptero es un gran amante de los sotos y bosques umbríos.

También estamos en fechas muy propicias para la observación de diversas especies de hemípteros de la familia de los pentatómidos, como estos trovadores (Graphosoma lineatum) de llamativo traje a rayas…

…o esta curiosa chinche mediterránea (Carpocoris fuscispinus).

También estamos en tiempo de orquídeas. En Valorio, la especie más frecuente es la orquídea de la araña u orquídea abejera (Ophrys sphegodes).

Las cañaflejas (Thapsia villosa) que crecen en los claros del bosque atraen a numerosos insectos, fundamentales en la dieta de muchas aves y otros pequeños vertebrados.

En la gestión de los espacios naturales de propiedad pública, como Valorio, la conservación de la diversidad biológica debería de ser un elemento absolutamente prioritario. No podemos olvidar que nuestro bosque es mucho más que un lugar bonito donde ir a hacer deporte o a merendar.
