Lo que nos trae marzo

En estos días, los narcisos pálidos (Narcisssus triandrus), endémicos de la mitad occidental de la península ibérica, salpican con sus claras cabezuelas las manchas foscas de los jarales alistanos. Su precoz floración, como la de todos los de su género, constituye uno de los primeros indicios de que el invierno toca a su fin.

En las espesuras de los bosques de ribera y los umbríos robledales, las parejas de mitos (Aegithalos caudatus), diminutas y encantadoras avecicas de larga cola, se dedican en cuerpo y alma a la construcción de sus crípticos nidos, tejiéndolos con musgos, líquenes e incluso telas de araña.

Millares de petirrojos (Erithacus rubecula) -nuestros populares pimenteros o paporrubios– llenan con sus melancólicos cantos los bosques y las campiñas arboladas, inmersos en la migración prenupcial que los conduce a sus áreas de nidificación en latitudes más norteñas del continente. Tras de su paso, quedará la menos numerosa población nativa que nidifica en bosques y jardines umbríos de toda la provincia.

Un alegre y vivificante canto se escucha por pinares, encinares y laderas soleadas cubiertas de matorrales abiertos. Es la totovía (Lullula arborea) que, como todos los miembros de la familia de las alondras, a la cual pertenece, emite su canción suspendida en el vacío, como un aéreo trovador desde su torre invisible.

En las mañanas de los días claros y sin viento de marzo -que no son tantas, ciertamente- podremos descubrir a la minúscula mariposa cardenillo (Tomares ballus) posada en el suelo de los pastizales y claros de encinar sayagueses, envuelta en su lanudo abrigo de intenso color verde, tomando el sol con fruición antes de comenzar a activarse.

En marzo -ya lo dice el refrán- cría el picanzo, es decir, el alcaudón real (Lanius meridionalis). Habrá que esperar al mes de abril para que críe el pernil, también conocido como alcaraván (Burhinus oedicnemus). En mayo le tocará al gayo, o sea, el arrendajo (Garrulus glandarius).

Las inmensas extensiones de los brezales se tiñen de púrpura con la floración de las urces negrales (Erica australis), dando lugar a espectáculos cromáticos inigualables. Las urces del miel negro y del carbón de cepa, criadoras de setas suculentas, también saben regalarnos generosamente la vista. ¿Qué más podemos pedirle a la “maleza”?

Y en las grandes llanuras del oriente zamorano, en las interminables “tierras de pan llevar”, los imponentes machos de la avutarda euroasiática (Otis tarda) se agrupan en las áreas más tranquilas y protegidas para dar rienda suelta a sus impresionantes y magníficas exhibiciones nupciales, con el objetivo de convencer a las vigilantes hembras de sus impecables aptitudes para la procreación. Es el gran espectáculo anual de la estepa: la rueda de los gigantescos barbones o altardones.

Lentamente pero sin retroceder, como vuela la avutarda, se van abriendo las puertas de la primavera.

Espacios radiofónicos del mes de marzo

Cardenillo (Tomares ballus). Villaseco del pan (Zamora). 18.04.2018.

Seguimos con nuestro espacio en las ondas para hablar de la biodiversidad de la provincia de Zamora en el programa «Hoy por hoy Zamora» (Radio Zamora-Cadena SER), con su presentadora Marichu García, a quien una vez más queremos agradecer la oportunidad que nos brinda.

En las últimas semanas hemos hablado de mariposas -en particular del Cardenillo (Tomares ballus), de las aves que se pueden ver en el entorno de nuestras viviendas y de la iniciativa colectiva de los observadores de aves zamoranos para consignar todas las especies que estamos viendo desde casa a lo largo del período de cuarentena.

Os pongo aquí los enlaces para que podáis escuchar estos espacios. Si queréis disfrutarlos en directo, se emite todos los viernes, en torno a las 12:45 a 13:00 en «Hoy por hoy Zamora» (Radio Zamora-Cadena SER).

https://play.cadenaser.com/audio/1583508292_917527/

https://play.cadenaser.com/audio/1584718016_662468/

https://play.cadenaser.com/audio/1585319194_141335/

Tomares ballus (Historias de héroes)

Tomares ballus en Villaseco del Pan (Zamora). 18 de abril de 2018.

Debió de ser hace unos 13 años, en uno de los primeros paseos que compartí con él por tierras zamoranas. Emmanuel D’Hoore -entusiasta naturalista que lo mismo domina la ornitología que la botánica, la micología o la liquenología- fue el responsable de despertar en mí un interés sistemático  por el fascinante mundo de los lepidópteros. Aquella mañana de marzo me señaló aquella minúscula y maravillosa mariposa posada sobre una pequeña planta, apenas más grande que ella, a muy pocos centímetros sobre el suelo. ¡Es Tomares ballus! exclamó como si acabara de descubrir a una celebridad en aquel rincón felizmente perdido de la comarca de Sayago.

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Tomares ballus en Villalcampo (Zamora). 19 de marzo de 2014.

Y no le faltaban razones para su entusiasmo. Después de todo, en Bélgica -el país de origen de Emmanuel- no existe este licénido, cuya distribución mundial se limita al Magreb, la península Ibérica y el sureste de Francia. Es Tomares ballus una especie de marcadas querencias mediterráneas que busca las regiones secas y soleadas aunque no es tampoco, precisamente, una amante de los grandes calores. De hecho, su período de vuelo se restringe a un par de meses en la transición del invierno a la primavera. En las mañanas de los días claros y sin viento de marzo y abril -que no son tantas, ciertamente- podemos encontrarla, eso sí, posada muy cerca del suelo y envuelta en su lanudo abrigo de intenso color verde, tomando el sol durante unas cuantas horas antes de activarse.

El nombre del género linneano al que pertenece –Tomares– está tomado del de una pequeña ciudad andaluza próxima a Sevilla. El creador de este género, el médico y entomólogo francés Jules Pierre Rambur visitó Andalucía entre 1834 y 1835 y fruto de este viaje publicaría más tarde dos obras fundacionales en el conocimiento de los lepidópteros ibéricos: Faune entomologique de l’Andalousie y Catalogue systématique des Lépidoptères de l’Andalousie. Viaje, por cierto, en el que no faltaron las aventuras y desventuras de inequívoco sabor romántico: asaltos de bandoleros en la sierra y detención por las autoridades británicas acusado de espionaje tras ser sorprendido escalando el Peñón.

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Tomares ballus en Almaraz de Duero (Zamora). 6 de abril de 2014.

En el transcurso de  los cinco años que llevamos trabajando en el Atlas de las mariposas diurnas de Zamora (Proyecto “Barbuleta”) los miembros de NaturZamora-Asociación Zamorana de Ciencias Naturales podríamos llenar también un montón de páginas con anécdotas vividas -y algunas inventadas- durante las prospecciones de campo que nos han llevado a recorrer toda la provincia (10.500 km2) buscando y estudiando a estos bellísimos insectos. Más de 50 personas que han aportado cerca de 20.000 registros relativos a un total de 138 especies: un pequeño ejército de héroes de la ciencia ciudadana. Un ejemplo verdaderamente gráfico de la enorme importancia de la labor realizada es precisamente el caso de Tomares ballus, considerado hasta hace poco una especie rara en Castilla y León.

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Distribución de Tomares ballus en el Atlas de las Mariposas Diurnas de Zamora. NaturZamora-AZCN

En el Atlas de las mariposas diurnas de la Península Ibérica se recoge su presencia en tan solo cinco cuadrículas UTM de 10×10 km correspondientes a la provincia de Zamora. Pues bien, en el período 2014-2018 hemos recogido observaciones de esta especie en 52 cuadrículas, es decir, hemos multiplicado por diez la distribución conocida de la especie en este territorio y estamos -por fin- muy cerca de conocer su distribución real. Gracias a esto sabemos, entre otras cosas, que resulta especialmente frecuente en el cuadrante suroccidental, sobre todo en las comarcas de Sayago, Tierra del Pan y Tierra de Alba. Y que se encuentra también bastante extendida por las comarcas más orientales como Benavente, Campos, Toro y Tierra del Vino pero que parece ser realmente muy escasa y localizada en todo el cuadrante noroeste. Ocupa básicamente áreas con relieve suave cubiertas de matorral bajo y claros de bosques de quercíneas, en altitudes comprendidas entre los 400 y los 1000 m. Por otro lado, el período de vuelo registrado en Zamora comprende entre la última semana de febrero y la última de abril.

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Tomares ballus en Vilalcampo (Zamora). 12 de abril de 2016.

El primer paso para poder proteger y conservar nuestra biodiversidad es conocerla, saber qué especies tenemos, cuál es su distribución, en qué estado se encuentran sus poblaciones, sus tendencias…Un conocimiento que resulta vital pues estamos hablando, no ya de un recurso más sino de la base cada vez más vulnerable que sustenta nuestro propia supervivencia. Y este conocimiento procede en gran medida de las ingentes aportaciones de la llamada ciencia ciudadana. De esforzados y entusiastas voluntarios que dedican de modo altruista enormes dosis de tiempo y trabajo a este cometido. Esta entrada quiere ser un pequeño homenaje a todos esos verdaderos héroes románticos.

Valorio: un bosque en la ciudad

El bosque de Valorio, que formó parte del antiguo monte concejil de la ciudad de Zamora y hoy constituye una de sus grandes áreas naturales periurbanas, se encuentra ubicado en un valle fluvial excavado inmediatamente al noroeste del casco urbano. La mayor parte de sus 70 ha de extensión se hallan cubiertas de pinar de pino piñonero (Pinus pinea), con presencia de un notable rodal de ejemplares de porte impresionante que superan los 200 años de edad. En torno al arroyo de Valorio, o de Valderrey, crece un bien conservado bosque de ribera, dominado por álamos (Populus alba) y chopos (Populus nigra), con sotobosque de negrillos (Ulmus minor) y zarzas (Rubus ulmifolius).

 

Además encontramos numerosas especies arbóreas de tipo ornamental, plantaciones de arizónicas (Cupressus glabra) y restos de antiguos cultivos leñosos, entre los que destaca el almendro (Prunus dulcis). También, salpicados aquí y allá, podemos observar algunos retazos del bosque de quercíneas original formado por encinas (Quercus ilex), robles melojos (Quercus pyrenaica) y quejigos (Quercus faginea). En los llanos en altura que rodean el bosque existen pastizales xerófilos y acidófilos, con importante presencia del barceo (Stipa gigantea), alternando con parcelas cultivadas de cereal de secano

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Ruiseñor común (Luscinia megarhynchos)

Valorio cuenta con una  nutrida comunidad ornítica integrada por al menos 150 especies, de las que 72 son reproductoras comprobadas. Destaca por sus poblaciones de aves forestales, con buenas representaciones de rapaces nocturnas (cárabo Strix aluco, búho chico Asio otus, autillo Otus scops y mochuelo Athene noctua) y pícidos (torcecuello Jynx torquilla, pito real ibérico Picus sharpei, pico picapinos Dendrocopos major y pico menor Dryobates minor).  

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Búho chico (Asio otus)

Además cuenta con buenas poblaciones de paseriformes como ruiseñor común (Luscinia megarynchos), mosquitero ibérico (Phylloscopus ibericus), oropéndola (Oriolus oriolus), gorrión molinero (Passer montanus) y escribano soteño (Emberiza cirlus), y es un buen lugar para la observación de diversas rapaces que lo sobrevuelan habitualmente, en especial los milanos real (Milvus milvus) y negro (Milvus migrans), el águila calzada (Aquila pennata) y el buitre leonado (Gyps fulvus).

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Pico picapinos (Dendrocopos major)

En los espacios abiertos de su entorno más inmediato abundan las cogujadas montesina (Galerida theklae) y común (Galerida cristata) y están presentes otras especies características de estos medios como el aguilucho cenizo (Circus pygargus), el alcaudón real (Lanius meridionalis) y la collalba gris (Oenanthe oenanthe).

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Cogujada montesina (Galerida theklae)

Por otro lado, se ha citado en Valorio la presencia de 25 especies de mamíferos, entre ellos el murciélago ratonero grande (Myotis myotis), la rata de agua (Arvicola sapidus), el conejo (Oryctolagus cuniculus), el tejón (Meles meles) y la jineta (Genetta geneta); 10 de reptiles, como la lagartija colilarga (Psammodromus algirus) y las culebras de escalera (Zamenis scalaris) y bastarda (Malpolon monspessulanus); 6 de anfibios, como el sapillo moteado (Pelodytes hespericus) y el sapo partero común (Alytes obstetricans); y otras 6 de peces, entre los que destaca la amenazada bermejuela (Achondrostoma arcasii), un pequeño ciprínido endémico considerado “Vulnerable” a nivel mundial.

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Bermejuela (Achondrostoma arcasii)

Finalmente, hay que destacar la bien conservada comunidad de lepidópteros que albergan nuestro pequeño bosque zamorano y sus alrededores, con más de 50 especies de mariposas diurnas presentes, entre ellas especies como Papilio machaon, Iphiclides feisthamelii, Zerynthia rumina, Zegris eupheme, Brintesia circe, Polygonia c-album, Argynnis pandora y Tomares ballus.

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Zerynthia rumina