Los que ya no están y los recién llegados (o regresados)

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Avutarda común (Otis tarda)

La fauna del municipio de Zamora experimentó importantes cambios en cuanto a su composición a lo largo de los últimos 50 años. Por una parte, durante el último tercio del s. XX y lo que lleva transcurrido del XXI, varias especies de vertebrados desaparecieron del término de la ciudad, a menudo en el marco de procesos generalizados de rarefacción de dichas especies, ocasionados por la destrucción o grave modificación de su hábitat, competencia con especies alóctonas introducidas, caza excesiva o venenos, entre otros factores.

Entre estas especies que hoy consideramos ya desaparecidas de nuestro término municipal, se cuentan mamíferos carnívoros como el Lince ibérico (Lynx pardina) y, muy probablemente, el Gato montés (Felis sylvestris). Del lince, concretamente, las últimas citas en las dehesas ubicadas al oeste de la ciudad son de la década de 1970.

Otro grupo de especies que ha sufrido una verdadera sangría en el municipio de Zamora es el de las aves esteparias: la Avutarda (Otis tarda) y la Ganga (Pterocles alchata) desaparecieron entre las décadas de 1980 y 1990, mientras que el Sisón (Tetrax tetrax) y la Ortega (Pterocles orientalis) aguantaron con mínimos efectivos hasta hace muy pocos años. En estos casos, la urbanización de una parte muy importante de su hábitat (en el actual polígono industrial de “Los Llanos”) y la grave modificación por intensificación agrícola del resto, fueron los factores principales que condujeron a este lamentable destino.

También entre los habitantes del medio acuático hemos padecido destacadas pérdidas: peces autóctonos como la Boga del Duero (Pseudochondrostoma duriense) o la Anguila europea (Anguilla anguilla) así como el cangrejo de patas blancas (Austropotamobius pallipes) desaparecidos a causa de la introducción de especies exóticas, competidoras o depredadoras y el caso de la Anguila, por la construcción de grandes presas en el Duero, impidiendo su ascenso desde el Atlántico.

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Ciervo (Cervus elaphus)

Como contrapunto, en este mismo período se constató la colonización -o recolonización- del municipio por unas cuantas especies de vertebrados autóctonos que llegaron aquí por sus propios medios. Entre ellos podemos encontrar grandes mamíferos como el Jabalí (Sus scrofa), el Corzo (Capreolus capreolus) y el Ciervo (Cervus elaphus) que fueron apareciendo en las últimas décadas del siglo XX, tras largo tiempo ausentes del municipio. Un micromamífero, el Topillo campesino (Microtus arvalis), llegó aquí en la década de 1980.

Más nutrida es la nómina de nuevas aves que nos fueron llegando -en  muchos casos posiblemente haya que hablar de “regreso”- en este período: Somormujo lavanco (Podiceps cristatus), Cormorán grande (Phalacrocorax carbo), Garcilla bueyera (Bubulcus ibis), Avetorillo (Ixobrychus minutus), Garza imperial (Ardea purpurea), Elanio (Elanus caeruleus), Tórtola turca (Streptopelia decaocto), Pico menor (Dryobates minor), Golondrina dáurica (Cecropis daurica), Curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala) Pájaro moscón (Remiz pendulinus), Rabilargo ibérico (Cyanopica cooki) o Gorrión moruno (Passer hispaniolensis).

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Avetorillo (Ixobrychus minutus)

Entre los factores conocidos de la expansión de estas especies de aves -muy variados- se pueden citar la protección de sus poblaciones (Cormorán grande), el calentamiento del clima (Curruca cabecinegra) o las transformaciones del hábitat (Pico menor).

Por último, encontramos una serie de especies alóctonas, que han llegado aquí de la mano del hombre y que, en general, suponen un problema gravísimo para nuestro medio natural, sobre todo por su papel de depredadores o competidores de especies nativas (autóctonas). Este sería el caso del Visón americano (Neovison vison), la Tortuga de Florida (Trachemys scripta), el Cangrejo de río americano (Procamburus clarkii), la Almeja asiática (Corbicula fluminea), la Mariposa del geranio (Cacyreus marshalli) y un gran número de peces introducidos, fundamentalmente, para la práctica de la pesca deportiva: Carpa (Cyprinus carpio), Pez rojo (Carassius auratus), Alburno (Alburnus alburnus), Perca sol (Lepomis gibbosus), Perca americana (Micropterus salmoides), Lucioperca (Sander lucioperca) y Lucio (Esox lucius).

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Perca americana (Micropterus salmoides)

Galápagos en el Duero.

Tres especies de tortugas de agua dulce (dos autóctonas y una alóctona) se reproducen en el tramo urbano del río Duero a su paso por Zamora.

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Gálapago europeo (Emys orbicularis) y galápagos leprosos (Mauremys leprosa)

Uno de los mayores valores faunísticos de las riberas del Duero a su paso por la ciudad de Zamora (y de su término municipal en conjunto) lo constituyen sus poblaciones de galápagos autóctonos. Contamos aquí con las dos especies ibéricas: el galápago leproso (Mauremys leprosa) y el galápago europeo (Emys orbicularis), con presencia más numerosa del primero. Ambos están catalogados en el Libro Rojo de los Anfibios y Reptiles de España en la categoría de “Vulnerable” (VU), si bien los estudios más recientes sugieren que las poblaciones españolas del galápago europeo deberían incluirse en una categoría superior de amenaza: la de “En peligro” (EN) debido a la disminución del área ocupada por la especie en los últimos años.

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Galápagos leprosos (Mauremys leprosa)

Estamos hablando, por tanto, de especies que requieren un grado de atención para su conservación comparable al del águila imperial ibérica (Aquila adalberti), la cigüeña negra (Ciconia nigra) o el oso pardo (Ursus arctos) y muy superior al de, por ejemplo, el lobo (Canis lupus).

Las principales amenazas que pesan sobre nuestros galápagos proceden de la destrucción y fragmentación de su hábitat. En nuestro caso zamorano es fundamental conservar la vegetación natural de las riberas del río y las zonas de puesta en las islas y en terrenos sin urbanizar de las orillas.

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Galápago europeo (Emys orbicularis)

Otro factor que tiene efectos muy negativos es la introducción de especies exóticas, tanto de galápagos -como el de Florida- como de peces exóticos (lucio, blackbass) o invertebrados (cangrejos americano y señal). En el tramo del río Duero en Zamora capital existe en la actualidad una nutrida población de galápago de Florida (Trachemys scripta) originada en la suelta de ejemplares previamente adquiridos como mascotas. Esta población además se ha visto reforzada por el hecho de que esta especie exótica se ha aclimatado en nuestras aguas con bastante éxito, hasta el punto de que en los últimos años hemos comprobado su reproducción en las mismas.

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Galápago de Florida (Trachemys scripta)

La presencia del galápago de Florida supone un importante peligro para los galápagos leproso y europeo pues les puede transmitir infecciones y además compite con ellos por el alimento y por los lugares para tomar el sol. La introducción en el medio natural de especies no autóctonas tiene efectos muy negativos en el mismo y contraviene la legislación ambiental.

Para estas especies poiquilotermas (de “sangre fría”) es fundamental disponer de emplazamientos seguros y tranquilos para solearse. Esto lleva a una constante competencia por su uso y disfrute, como podemos comprobar mediante estas fotos tomadas con unas pocas horas de diferencia en las cuales podemos observar cómo varios individuos de diferentes especies se ven obligados a turnarse sobre una rama varada de reducidísimas dimensiones.

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Galápago leproso (Mauremys leprosa) y galápago de Florida (Trachemys scripta)