Cañones del Duero: el reino del alimoche

Alimoche común (Neophron percnopterus) adulto. Foto Luis Manso.

El pasado 21 de mayo, con motivo de una actividad organizada por «Zamora BioDiversa» y «Saliegos Birding», visitamos una de las áreas naturales más interesantes de la Red Natura en Castilla y León: la ZEPA y ZEC «Cañones del Duero». Este tramo fluvial, muy proximo a la capital zamorana, constituye una continuación o antesala (dependiendo de la dirección de acceso) del colindante parque natural «Arribes del Duero».

La zona elegida para acceder a los cañones (arribas o arribanzos en el habla local) fue la localidad sayaguesa de Abelón. Desde este bonito pueblo nos dirigimos a la confluencia de los dos grandes ríos de la cuenca hidrográfica: el Duero y el Esla. Este lugar es conocido aquí como «Tramburríus» («los dos ríos»). La distancia es de menos de 3 km y el relieve llano salvo en su tramo final.

La primera parte del recorrido transcurre por el paisaje agropecuario más característico de la comarca de Sayago: el cortinal. Un mosaico de pequeñas parcelas, conocidas como «cortinas», dedicadas a cultivos de secano y delimitadas por paredes de piedra en seco y abundante arbolado autóctono. En este caso, encinas (Quercus ilex) y fresnos (Fraxinus angustifolia).

El cortinal constituye un verdadero tesoro paisajístico, cultural y natural. Sin embargo, a pesar del amplio reconocimiento teórico de sus innumerables valores, carece de una protección específica real. Son ya muchos los municipio de la comarca donde las concentraciones parcelarias han conllevado la sustitución de árboles y paredes por alambre de espino. Una pérdida inmensa e irreparable.

Abubilla común (Upupa epops). Foto Luis Manso.

Durante el paseo tuvimos la oportunidad de disfrutar con la rica comunidad ornítica del cortinal que agrupa especies típicas de los medios agrícolas con otras muchas características de las áreas forestales mediterráneas.

Alcaudón común (Lanius senator). Foto Luis Manso.

Especialmente llamativa resultó la inigualable densidad de alcaudón común, ave paseriforme que nos acompañó prácticamente a lo largo de todo el recorrido. Casi se podría decir que había una pareja de picanzas coronales -como se conocen aquí- en cada cortina.

Curruca mirlona (Curruca hortensis). Foto «Zamora BioDiversa».

Por su parte, la arisca curruca mirlona no sólo dejó oír con frecuencia su insistente canturreo sino que -contra lo que nos tiene acostumbrados- llegó a abandonar su refugio en el espeso follaje y se dejó observar y fotografiar por los participantes.

Lagartija colilarga (Psammodromus algirus). Foto Luis Manso.

También resultó llamativo el comportamiento confiado de las grandes y abundantes lagartijas colilargas, uno de los lacértidos más frecuentes en los bosques y matorrales mediterráneos ibéricos.

De repente, el abigarrado cortinal dio paso a la amplia extensión de monte bajo que precede al arribanzo. Inolvidable la intensa sensación cromática -y olfativa- de los tupidos y espinosos piornos (Genista hystrix) en plena floración primaveral.

Estas extensas áreas de matorral, salpicadas de imponentes berrocales graníticos, resultan un medio excelente para una gran variedad de reptiles y aves. Entre las segundas, destaca una verdadera y estricta especialista en la caza y captura de los primeros: la majestuosa culebrera europea o águila culebrera (Circaetus gallicus).

Culebrera europea (Circaetus gallicus). Foto Luis Manso.

También encontramos aquí una destacada representación de pequeñas aves paseriformes, muchas de las cuales se hallaban realmente atareadas cebando a sus polluelos.

Escribano montesino (Emberiza cia). Foto «Saliegos Birding».

Totovía (Lullula arborea). Foto Luis Manso.

Collalba rubia (Oenanthe hispanica). Foto Luis Manso.

Las particularidades climáticas de las arribas favorecen la presencia abundante de la lagartija colirroja, reptil muy termófilo que tiene en este espacio natural uno de los límites septentrionales de su área de distribución mundial.

Lagartija colirroja (Acanthodactylus erythrurus), ejemplar adulto. Foto «Saliegos Birding».

Lagartija colirroja (Acanthodactylus erythrurus), subadulto. Foto Luis Manso.

Tras un relajado y entretenido paseo, cuajado de numerosas observaciones zoológicas y botánicas, llegamos al mirador natural inmediato a los restos de la antigua ermita de San Vicente. Desde allí se descubre la unión de los ríos Esla y Duero, entre dos grandes promontorios: Castillo de los Pueyos a la izquierda y Peñalcarro a la derecha. Aquí convergen hoy tres comarcas zamoranas: Sayago, Aliste y Tierra del Pan y en la Antigüedad tres provincias romanas: Lusitania, Gallaecia y Cartaginensis.

Es éste el verdadero reino del alimoche, singular y amenazada accipitriforme que conserva en estos agrestes parajes una de sus poblaciones reproductoras más importantes de toda la península ibérica.

Conocida en la zona como frangüeso, frañusico, miloje o abanto, la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) «Cañones del Duero», alberga unas 11 parejas de esta fascinante rapaz.

Alimoche común adulto. Foto Luis Manso.

Durante la actividad tuvimos la suerte de observar a placer al menos cinco ejemplares diferentes: tres adultos y dos subadultos.

Alimoche común subadulto. Foto Luis Manso.

Por supuesto, no faltaron a la cita otras rapaces rupícolas como los buitres leonados y los halcones peregrinos.

Buitre leonado (Gyps fulvus). Foto Luis Manso.

Halcón peregrino (Falco peregrinus). Foto Luis Manso.

Tampoco falló otra de las especies emblematicas del arribanzo: la rara, esquiva, amenazada y, sobre todo, bellísima cigüeña negra.

Cigüeña negra (Ciconia nigra). Foto Luis Manso.

La lista de las aves anotadas a lo largo de la actividad ascendió a las 62 especies. Podéis verla completa en eBird: https://ebird.org/checklist/S138744913

En fechas y hábitat tan favorables no podían faltar tampoco las mariposas y otros insectos, a los cuales dedicamos principalmente las horas más calurosas de la jornada.

Lobito listado (Pyronia bathseba). Foto Luis Manso.

Bella dama (Vanessa cardui). Foto Luis Manso.

Níobe (Argynnis niobe). Foto «Zamora BioDiversa».

Longicornio de los cardos (Agapanthia cardui). Foto Luis Manso.

Y, como no podía ser de otro modo, la botánica también tuvo su protagonismo en estos parajes privilegiados, propicios para los endemismos y para  las plantas arvenses cada vez más desterradas de las áreas de cultivos intensivos.

Sanjuaniegas (Armeria transmonta).

Dedaleras o chupamieles (Digitalis thapsi)

Aciano o azulejo (Centaurea cyanus).

Si no pudiste acompañarnos en esta ocasión o viniste y te quedaste con ganas de repetir, tienes una nueva oportunidad dentro de dos semanas:

 El domingo 18 de junio volveremos a Abelón y los cañones del Duero a disfrutar de sus espectaculares paisajes y biodiversidad. Ven con nosotros al territorio mítico del alimoche y la cigüeña negra.

Nuevas actividades de «Escuela de naturalistas» en el mes de junio

No para de crecer la demanda para participar en este nuevo programa de educación ambiental del Ayuntamiento de Zamora, estando ya cubiertas todas las plazas para las actividades a realizar en el mes de mayo.

Por este motivo, ofrecemos dos nuevas actividades para los primeros días del mes de junio:

Jueves 1 de junio: Bosque de Valorio.

Lunes 5 de junio: Riberas del Duero.

En ambos casos, las actividades se llevarán a cabo en horario de tarde, de 18:00 a 22:00 aproximadamente.

Si quieres más información o inscribirte para estas actividades sólo tienes que llamar o enviar un mensaje de WhatsApp o Telegram al 676046551. Las plazas son limitadas. Se trata de un programa para todos los públicos: no se precisa formación o experiencia previa.

«Escuela de Naturalistas» es un programa promovido por la Concejalía de Hábitat Sostenible del Ayuntamiento de Zamora con la colaboración de «Saliegos Birding» y «Zamora BioDiversa».

Un Primero de Mayo en Arribes de Duero (¡y el 21 vamos a Abelón!)

Una veintena de personas participaron el pasado 1 de mayo en la actividad «Aves y mariposas» organizada por «Zamora BioDiversa» y «Saliegos Birding» en el parque natural «Arribes del Duero», concretamente en los municipios zamoranos de Fariza y Fermoselle.

Aunque disfrutamos un montón con las aves, las mariposas y otros insectos y también aprendiendo sobre la variada vegetación de este magnífico espacio natural, los grandes protagonistas de la jornada fueron los reptiles.

Especies tan características del ámbito mediterráneo ibérico como el lagarto ocelado (Timon lepidus), la lagartija colilarga (Psammodromus algirus) y la salamanquesa común (Tarentola mauritanica), nos regalaron imágenes verdaderamente inolvidables.

Pero, sin duda, lo mejor de la jornada fueron la simpatía, entusiasmo y ganas de aprender y pasarlo bien de los participantes. 

El domingo 21 de mayo habrá una nueva jornada de «Aves y mariposas» en los arribanzos del Duero, en esta ocasión en la localidad sayaguesa de Abelón (ZEPA y ZEC «Cañones del Duero). Si quieres acompañarnos, puedes escribir un mensaje de whatsapp al 676046551 o un e-mail a zamorabiodiversa@gmail.com

Uno de los principales objetivos de la jornada del 1 de mayo eran los lepidópteros, un orden de insectos que cuenta con excelente representación en el parque natural. Aquí podéis ver algunas de las especies que pudimos contemplar y fotografiar a lo largo de la actividad.

Chupaleches (Iphiclides feisthamelii). Foto L. Manso.

Macaón (Papilio machaon). Foto N. Torres.

Blanquiverdosa meridional (Euchloe crameri). Foto L. Manso.

Cardera (Vanessa cardui). Foto N. Torres.

Atalanta (Vanessa atalanta). Foto N. Torres.

Medioluto inés (Melanargia ines). Foto L. Manso.

Saltacercas (Lasiommata megera). Foto L. Manso.

Manto bicolor (Lycaena phlaeas). Foto L. Manso.

Morena (Aricia cramera). Foto L. Manso.

También encontramos muchos insectos que no eran mariposas, como esta increíble mantis palo (Empusa pennata). Foto N. Torres.

Y, por supuesto, el otro gran objetivo de la excursión: las aves. Podéis consultar las listas en eBird:

https://ebird.org/checklist/S135773100

https://ebird.org/checklist/S135773118

https://ebird.org/checklist/S135773130

https://ebird.org/checklist/S135773137

Cigüeña blanca (Ciconia ciconia). Foto N. Torres.

Cigüeña negra (Ciconia nigra). Foto «Saliegos Birding».

Alimoche (Neophron percnopetus). Foto N. Torres.

Buitre leonado (Gyps fulvus). Foto N. Torres.

Abubilla (Upupa epops). Foto N. Torres.

Halcón peregrino (Falco peregrinus). Foto L. Manso.

Chova piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax). Foto L. Manso.

Alcaudón común (Lanius senator). Foto L. Manso.

Curruca carrasqueña (Curruca iberiae). Foto L. Manso.

Avión común (Delichon urbicum). Foto L. Manso.

Escribano montesino (Emberiza cia). Foto L. Manso.

Tarabilla europea (Saxicola rubicola). Foto L. Manso.

También la interesante y variada vegetación de este entorno privilegiado nos hizo deternos casi a cada paso.

Enebros de la miera o jimbros (Juniperus oxycedrus) con piornos (Genista hystrix) y barceos (Stipa gigantea). Foto R. Hernández.

Cañaflejas (Thapsia villosa). Foto R. Hernández.

Jazmín silvestre (Jasminum fruticans). Foto R. Hernández.

Y siempre, siempre los inolvidables e imponentes paisajes de las Arribes del Duero. Volveremos. Y recordad: el 21 estrenamos escenario en Abelón, no os lo podéis perder.

«Escuela de Naturalistas» recorre las riberas (y vamos a Valorio el 16 y el 24)

Foto Belén Martín

Hace dos semanas que dio comienzo «Escuela de Naturalistas», el nuevo programa de Educación Ambiental promovido por el Ayuntamiento de Zamora. Su objetivo primoridal es la promoción de la denominada «Ciencia Ciudadana», entendida como participación e implicación activa de los ciudadanos no especializados en el ámbito concreto del conocimiento y conservación de la Biodiversidad a nivel local.

Las primeras actividades han tenido como marco las magníficas riberas del Duero a su paso por la ciudad. La participación está siendo muy elevada, hasta el punto de que en tan poco tiempo ya han pasado más de un centenar de personas por sus aulas al aire libre.

Foto Marymar Cerviño

El martes 16 y el miércoles 24 de mayo, ambos en horario de tarde, «Escuela de Naturalistas» cambiará de escenario y se trasladará a un rincón lleno de sorpresas y magia natural: el bosque de Valorio. Si quieres más información o inscribirte en esta actividad, sólo tienes que llamar o enviar un mensaje de WhatsApp o Telegram al número 676046551. Las plazas son limitadas. Se trata de una actividad para un público general: no se precisa formación o experiencia previas.

«Escuela de Naturalistas» es un programa de Educación Ambiental promovido por la Concejalía de Hábitat Sostenible del Ayuntamiento de Zamora con la colaboración de «Saliegos Birding» y «Zamora BioDiversa».

Las Dactylorhiza sulphurea zamoranas logran florecer un año más

Orquídea pálida (Dactylorhiza sulphurea) en el municipio de Zamora, 30 de abril de 2023

A pesar de lo extremadamente seca que está siendo la primavera, han vuelto a florecer los ejemplares de la única población conocida en nuestra provincia de esta preciosa y poco frecuente orquídea.

Hace dos años anunciaba en este blog su afortunado descubrimiento y un año más tarde celebrábamos su nuevo surgimiento en una situación también de aguda y prolongada falta de precipitaciones.

La naturaleza resiste pero todo tiene sus límites y a nadie se le debe ocultar que los suyos los estamos estirando hasta límites rayanos con la lógica más suicida.

Comienza «Escuela de Naturalistas»

El próximo viernes día 21 de abril se estrena un nuevo programa de Educación Ambiental del Ayuntamiento de Zamora. Se llama «Escuela de Naturalistas» y está encaminado a la promoción de la denominada «Ciencia Ciudadana», entendida como participación e implicación activa de los ciudadanos no especializados en el ámbito concreto del conocimiento y conservación de la Biodiversidad a nivel local.

La actividad inaugural consistirá en un censo primaveral de fauna (centrado en las aves pero con inclusión del resto de vertebrados e invertebrados detectables) que se llevará a cabo en las riberas del Duero a su paso por la ciudad de Zamora, concretamente en su margen izquierda. Tendrá lugar el próximo viernes día 21, en horario de tarde (17 h), y su duración será de unas cuatro horas. La misma actividad se repetirá, con el mismo horario, los días 26 de abril y 3 de mayo.

Las plazas son limitadas. Se trata de una actividad para un público general: no se precisa formación o experiencia previas. Para más información e inscripciones llamar o enviar un mensaje de WhatsApp o Telegram al 676046551.

«Escuela de Naturalistas» es un programa de «Educación Ambiental» promovido por la Concejalía de Hábitat Sostenible del Ayuntamiento de Zamora con la colaboración de «Saliegos Birding» y «Zamora BioDiversa».

Nueve años con Agustín

Fue un día de marzo de 2014, a punto de entrar la primavera en el calendario y ya despuntando en   las olorosas violetas del soto y en el animoso canto de las totovías al borde del pinar.  Recorría el bosque de Valorio, como en la canción de Brassens, “a la chasse aux papillons”: buscando y anotando mariposas para un programa de seguimiento de las poblaciones de estos seductores y cada vez más escasos insectos.

Sentí un estremecimiento de sorpresa cuando escuché su vibrante ulular a pleno sol, casi al mediodía. No es la costumbre del cárabo, ave nocturna que se toma su condición al pie de la letra, pero todas las reglas tienen sus excepciones.  Seguí la dirección desde donde llamaba, como presa de un sortilegio, como si fuera a mí al que reclamaba desde la profundidad del bosque. Y así fue cómo lo descubrí, en la entrada de su refugio: una buraca en el tronco de un viejo álamo blanco. Inmóvil como la figura de un santo en su hornacina, disfrutando con los ojos cerrados del tibio sol marcino.

El cárabo común es una especie abundante y en expansión pero sus hábitos estrictamente nocturnos y su costumbre de pasar las horas de luz en refugios ocultos, como huecos de árboles y muros o vegetación muy espesa, dificultan extremadamente su observación.  Así que no es de extrañar que debido a su excéntrica costumbre de dejarse ver largamente durante el día, nuestro amigo se convirtiera en un verdadero icono para los observadores de aves locales. Y como es costumbre en estos casos, lo bautizaron con nombre humano, para lo que escogieron el de “Agustín”, en memoria y homenaje del poeta, gramático y pensador zamorano que dedicó no pocos versos y paseos a nuestro singular bosque urbano.

Los retratos de Agustín, reproducidos en folletos, paneles informativos y todo tipo de publicaciones, físicas y virtuales, constituyen ahora el emblema indiscutible de Valorio y su fauna salvaje. No habrá muchos de sus congéneres que sean tan conocidos y populares. Pero él, ajeno a esta fama sobrevenida y a la humana obsesión por la obtención y atesoramiento de imágenes, continúa dedicándose a sus cosas de cárabo: ulular, cazar roedores y pájaros y criar con su compañera un par de “alucones” cada temporada. Normalmente, cuando llego a esta parte del relato, lo remato con un “Y ahí sigue” pero los años van pasando y pesando y nueve son muchos en la vida de un cárabo. Un día, seguramente no demasiado lejano, dejaremos de entrever su críptica silueta difuminándose entre ambiguos claroscuros y abigarradas cortezas de añosos troncos. Pero no esto no debe entristecernos: un ejército de cárabos seguirá llenando el bosque con su canción ancestral, la voz genuina de la naturaleza salvaje.

La culebra viperina, campeona del mimetismo batesiano

En 1848 Henry Walter Bates y Alfred Russel Wallace, todavía dos jóvenes y casi desconocidos naturalistas británicos, emprendieron juntos una prolongada expedición al Amazonas en busca, principalmente, del objeto de la pasión que ambos compartían: insectos. Años más tarde, en el viaje de regreso, Wallace perdería su colección en un naufragio. Bates, en cambio, volvió a Inglaterra con más de 14.000 especímenes, de los que unos 8.000 pertenecían a especies desconocidas para la ciencia. Trajo también consigo un nuevo concepto zoológico. Estudiando el mimetismo en las mariposas de la Amazonia descubrió que algunas especies que resultaban comestibles para las aves u otros depredadores habían evolucionado imitando los patrones de coloración, la morfología o incluso el comportamiento de otras especies de mariposas que acumulaban alcaloides tóxicos en sus organismos para protegerse. Este tipo de mimetismo fue bautizado como “batesiano” en honor a su descubridor.

Parque natural «Lago de Sanabria» (Zamora), junio de 2014.

Podemos encontrar infinidad de ejemplos de mimetismo batesiano a nuestro alrededor, en su mayor parte protagonizados por insectos y otros invertebrados, pero también hay algunos casos en vertebrados. Uno de los más llamativos y conocidos es el de la culebra viperina (Natrix maura), también conocida como culebra de agua. El epíteto de “viperina” nos indica que su objeto de imitación lo constituyen una familia de ofidios dotados de una mordedura ponzoñosa: las víboras (Viperidae).

Tierra del Pan (Zamora). julio de 2016.

Carente de tan eficaz sistema de defensa, la culebra viperina  ha desarrollado un patrón de coloración que imita notablemente al de las víboras, incluyendo un dibujo dorsal que reproduce con cierta verosimilitud el conocido dibujo de zig-zag de sus ejemplos. Y para completar el engaño, cuando se siente amenazada hincha visiblemente el cuerpo y aplana y triangula la cabeza tratando de adoptar la estructura típica de los vipéridos, al tiempo que emite sonoros bufidos y simula atacar aunque limitándose a amagar. El resultado es, desde luego, bastante logrado.

Tierra del Pan (Zamora), julio de 2016.

Lo cierto es que, en contra de la tan arraigada creencia popular, las culebras de agua son completamente inofensivas. No solo carecen de veneno sino que, incluso en caso de ser capturadas, nunca llegan a morder. Eso sí, nos obsequiarán con una secreción nauseabunda arrojada por la cloaca, cuya peste recordaremos largo tiempo.

No todos se dejan engañar y algunos no dan ni la oportunidad de intentarlo. Depredada por una garza real (Ardea cinerea) en las riberas del Duero (Zamora), marzo de 2020.

Como indica su denominación popular, se trata de una serpiente de hábitos acuáticos que ocupa tanto medios naturales (ríos, arroyos, lagunas, charcas…) como artificiales (balsas y canales de riego, albercas o buchinas, fuentes…). Dotada de una gran capacidad y destreza para la natación y el buceo, podemos observarla frecuentemente fuera del agua pero raramente muy lejos de este elemento. De hecho, su dieta se halla estrechamente ligada con los medios acuáticos: peces, anfibios y algunos invertebrados.

Parque natural «Lago de Sanabria», junio de 2014.

Distribución de Natrix maura en el Atlas Herpetológico de Zamora (NaturZamora-AZCN).

Su distribución abarca el suroeste de Europa y el noroeste de África, apareciendo en la mayor parte de los territorios francés, español, portugués, marroquí y tunecino y más localizadamente en Libia, Argelia, Italia y Suiza. En la provincia de Zamora resulta uno de los ofidios más frecuentes y ampliamente extendidos, encontrándose desde las partes más elevadas de las sierras sanabresas hasta los profundos cañones de las arribas y arribanzos de los ríos Duero y Tormes.

Lo que nos trae marzo

En estos días, los narcisos pálidos (Narcisssus triandrus), endémicos de la mitad occidental de la península ibérica, salpican con sus claras cabezuelas las manchas foscas de los jarales alistanos. Su precoz floración, como la de todos los de su género, constituye uno de los primeros indicios de que el invierno toca a su fin.

En las espesuras de los bosques de ribera y los umbríos robledales, las parejas de mitos (Aegithalos caudatus), diminutas y encantadoras avecicas de larga cola, se dedican en cuerpo y alma a la construcción de sus crípticos nidos, tejiéndolos con musgos, líquenes e incluso telas de araña.

Millares de petirrojos (Erithacus rubecula) -nuestros populares pimenteros o paporrubios– llenan con sus melancólicos cantos los bosques y las campiñas arboladas, inmersos en la migración prenupcial que los conduce a sus áreas de nidificación en latitudes más norteñas del continente. Tras de su paso, quedará la menos numerosa población nativa que nidifica en bosques y jardines umbríos de toda la provincia.

Un alegre y vivificante canto se escucha por pinares, encinares y laderas soleadas cubiertas de matorrales abiertos. Es la totovía (Lullula arborea) que, como todos los miembros de la familia de las alondras, a la cual pertenece, emite su canción suspendida en el vacío, como un aéreo trovador desde su torre invisible.

En las mañanas de los días claros y sin viento de marzo -que no son tantas, ciertamente- podremos descubrir a la minúscula mariposa cardenillo (Tomares ballus) posada en el suelo de los pastizales y claros de encinar sayagueses, envuelta en su lanudo abrigo de intenso color verde, tomando el sol con fruición antes de comenzar a activarse.

En marzo -ya lo dice el refrán- cría el picanzo, es decir, el alcaudón real (Lanius meridionalis). Habrá que esperar al mes de abril para que críe el pernil, también conocido como alcaraván (Burhinus oedicnemus). En mayo le tocará al gayo, o sea, el arrendajo (Garrulus glandarius).

Las inmensas extensiones de los brezales se tiñen de púrpura con la floración de las urces negrales (Erica australis), dando lugar a espectáculos cromáticos inigualables. Las urces del miel negro y del carbón de cepa, criadoras de setas suculentas, también saben regalarnos generosamente la vista. ¿Qué más podemos pedirle a la “maleza”?

Y en las grandes llanuras del oriente zamorano, en las interminables “tierras de pan llevar”, los imponentes machos de la avutarda euroasiática (Otis tarda) se agrupan en las áreas más tranquilas y protegidas para dar rienda suelta a sus impresionantes y magníficas exhibiciones nupciales, con el objetivo de convencer a las vigilantes hembras de sus impecables aptitudes para la procreación. Es el gran espectáculo anual de la estepa: la rueda de los gigantescos barbones o altardones.

Lentamente pero sin retroceder, como vuela la avutarda, se van abriendo las puertas de la primavera.

Linaria amatista, belleza a ras de suelo

La vistosidad y belleza indudable de las flores, su variada gama de brillante coloración, poseen su explicación y fundamento científicos, cómo no. Moléculas de pigmentos acumuladas en sus pétalos y combinándose entre sí para dar lugar a un rango amplio espectro cromático, en pos de un objetivo claramente definido: atraer a muy diversas especies de insectos y otros artrópodos, algunas de aves y unas pocas de mamíferos, convirtiéndolos en involuntarios pero eficaces agentes de la polinización y haciendo posible, así, la producción de semillas y frutos, la continuidad de la especie. 

Entre estos pigmentos se considera que las antocianinas son las responsables de los tonos rojizos, púrpuras, violetas y azulados, entre ellos el seductor amatista que da nombre a nuestra protagonista de hoy. Esta denominación está tomada de un mineral homónimo el cual constituye una variedad macrocristalina del cuarzo y, al parecer, adquiere este tono debido a la presencia de soluciones ricas en óxidos de hierro. Curioso caso de convergencia cromática, tal vez algo banal para la mente científica pero bien sugerente para los que resultamos más proclives a la contemplación estupefacta y el disfrute meramente estético. En cualquier caso, debió de llamar poderosamente la atención de los naturalistas sajones Johan Centurius Hoffmannsegg y Heinrich Friedrich Link que le dieron el nombre de Linaria amethystea en su Flore portugaise ou Description de toutes les plantes qui croissent naturellement en Portugal, publicada en 1809.

Imagino que ambos disfrutarían de una vista aguda y bien entrenada o tal vez sus articulaciones no les incomodaban excesivamente a la hora de tirarse en el suelo, ya que la linaria amatista -o «gallito de monte» como también se conoce- resulta difícil de detectar debido a sus dimensiones verdaderamente reducidas, no levantando del suelo más que un diente de león o una sencilla margarita. Sólo la llamativa combinación de colores, poco usuales en su género (violeta, blanco y amarillo), ayudan a su feliz localización. Se trata de un endemismo Íbero-magrebí que crece sobre todo en terrenos arenosos: pastizales, claros de bosques y matorrales, campos de cultivo y arenales marítimos, desde el nivel del mar a los 2500 m. Ampliamente distribuida en tierras zamoranas, podemos buscarla ya en estas fechas del invierno terminal pues, al menos en las áreas más bajas y térmicas de nuestras comarcas, comienza su floración en pleno mes de febrero.