Vivir peligrosamente: la culebra de escalera

Tierra del Vino (Zamora). Mayo de 2022.

A mediados del mes de mayo los machos de culebra de escalera (Zamenis scalaris) comienzan su período de celo y con él un incremento muy sustancial de su actividad y desplazamientos. Para muchos de ellos las consecuencias resultan fatales: más fáciles de detectar en lugares de tránsito y proximidad de edificaciones, se tornan muy vulnerables frente a la violencia que demasiadas personas siguen descargando contra estos reptiles, cegadas por un miedo y un odio atávicos, sin justificación objetiva. Es el tiempo del penoso espectáculo de las culebras y lagartos descoyuntados a mandobles en los caminos agrícolas y paseos periurbanos.

Tierra de Toro (Zamora). Mayo de 2022.

También es ahora cuando comienzan a aparecer muertas o agonizantes en pistas y carreteras, víctimas del tráfico rodado: la culebra de escalera es el ofidio ibérico que presenta una mayor mortalidad por esta causa. De hábitos en buena medida nocturnos, sobre todo en verano, es frecuente que acuda al asfalto caliente para termorregularse, con el consiguiente riesgo de  morir atropellada.

Valle Vidriales (Zamora). Junio de 2018.

Esta querencia por la nocturnidad viene motivada en gran medida por sus preferencias tróficas: los ratones, topillos y ratas que constituyen la parte principal de su dieta se muestran mucho más activos durante ese horario. Por cierto, que la escalera no sólo se alimenta de pequeños roedores sino que muy a menudo también utiliza sus madrigueras como refugio.

Topillo campesino (Microtus arvalis): una de las presas habituales de la culebra de escalera en Zamora.

Tierra del Vino (Zamora). Mayo de 2022.

Su hábitat preferido son las zonas de bosque y matorral mediterráneo, los sotos de las riberas y las campiñas con mosaico de medios diversos. Se trata de un endemismo ibero-occitano: ocupa la mayor parte de la península ibérica (evitando la región Eurosiberiana), el sudeste de Francia y una pequeña área del noroeste de Italia. La culebra de escalera es uno de los reptiles ibéricos con registro fósil más antiguo y continuo: habita este extremo occidental de Eurasia desde hace más de dos millones de años.

Las culebras de escalera son grandes nadadoras que no dudan en atravesar masas de agua extensas. Río Duero en el municipio de Zamora. Junio de 2014.

En Zamora se encuentra ampliamente distribuida aunque -coincidiendo con lo indicado para su área general- resulta muy rara y local en las áreas de ambiente menos mediterráneo, sobre todo en Sanabria, y en aquéllas intensamente deforestadas como es el caso de Tierra de Campos. Es la  tercera especie de serpiente más extendida en la provincia, tras las culebras viperina (Natrix maura) y bastarda (Malpolon monspessulanus), y la más frecuente en los bosques de ribera y las áreas forestales de carácter mediterráneo de la mayor parte de sus comarcas.

Distribución de la culebra de escalera en el Atlas de los Anfibios y Reptiles de Zamora (NaturZamora-AZCN).

La ofidiofobia (miedo y odio a las serpientes)  podría tener su base en una adaptación evolutiva del cerebro de los mamíferos pero no cabe duda de que también tiene un componente muy importante de refuerzo cultural, que se manifiesta en forma de prejuicio irracional. Dar muerte intencionadamente a una especie (protegida, por cierto) que no supone ningún peligro para las personas ni para los animales domésticos y que, sin embargo, constituye un implacable depredador de pequeños roedores, no parece un comportamiento muy inteligente.

Sayago (Zamora. Junio de 2016.

El topillo campesino y sus depredadores

Topillo campesino (Microtus arvalis). Bosque de Valorio (Zamora), julio de 2021.

El topillo campesino (Microtus arvalis) vive en la Península Ibérica, Europa central y Asia hasta el centro de Siberia. En España lo podemos encontrar principalmente en Pirineos, Cordillera Cantábrica, Sistema Central y Sistema Ibérico pero desde hace medio siglo comenzó a expandirse por la submeseta septentrional. Partiendo de las sierras que rodean la Cuenca del Duero y penetrando a través de las vegas fluviales, llegó a ocupar las tierras llanas de Castilla y León casi por completo en el transcurso de unos 20 años. Los cambios en el uso y estructura del medio agrícola, tales como la expansión de los regadíos o la simplificación del medio producto de las concentraciones parcelarias (que provocó la disminución de sus depredadores), parecen haber espoleado su expansión. Hay que recalcar que esta expansión fue un fenómeno natural, no inducido y que, desde luego, las historias sobre sueltas o introducciones de este roedor en el medio natural forman parte más bien de la imaginación y el folclore populares.

Pollos de cernícalo vulgar (Falco tinnunculus) en la reserva natural «Lagunas de Villafáfila» (Zamora), julio de 2019. El exitoso programa de instalación de nidales en este espacio natural protegido es fruto de la colaboración entre la organización GREFA (Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat) y la Junta de Castilla y León.


Tal como ocurre en la mayor parte de su área de distribución, cada pocos años las poblaciones ibéricas de topillo campesino experimentan explosiones demográficas en las que las máximas abundancias se alcanzan en verano-otoño (agosto-octubre), con una subsiguiente disminución pronunciada durante el invierno. Algunas de las medidas que se adoptan para disminuir su impacto en los cultivos suponen un grave peligro para muchas otras especies con las que comparte hábitat, especialmente el uso indiscriminado de rodenticidas anticoagulantes. Por ello, y por su mayor eficacia, resulta mucho más recomendable el control biológico, favoreciendo a sus depredadores naturales, por ejemplo mamíferos carnívoros como la comadreja (Mustela nivalis) y el zorro (Vulpes vulpes) y aves rapaces como el cernícalo vulgar (Falco tinnunculus), la lechuza común (Tyto alba) y el mochuelo europeo (Athene noctua). Estas últimas responden muy bien a la colocación de nidales artificiales específicos que favorecen su presencia en muchas áreas agrícolas carentes de sustratos apropiados para su nidificación, como arbolado, edificaciones o roquedos.

Búho campestre (Asio flammeus). Cerecinos de Campos (Zamora), enero de 2020.


Lo cierto es que este pariente de los conocidos hamster cuenta con infinidad de depredadores. En el verdadero ejército de vertebrados que se ceban con él, encontramos desde oportunistas que sólo lo capturan de forma ocasional hasta verdaderos especialistas. Entre estos últimos destacan el elanio común (Elanus caeruleus) y el búho campestre (Asio flammeus), aves que expandieron su área de nidificación en las últimas décadas, colonizando las tierras zamoranas a la par que el propio topillo campesino.  Otras rapaces frecuentes en nuestra provincia y cuya dieta se basa en gran medida en este roedor cricétido son el aguilucho pálido (Circus cyaneus) y el búho chico (Asio otus). Incluso una pequeña ave paseriforme como es el alcaudón real (Lanius meridionalis) los tiene como presas habituales. Y entre los ofidios, la gran cazadora de topillos y otros pequeños roedores es, sin duda, la culebra de escalera (Zamenis scalaris), también ampliamente distribuida en las comarcas zamoranas.

Culebra de escalera (Zamenis scalaris). Zamora, junio de 2016.

Valorio: un bosque en la ciudad

El bosque de Valorio, que formó parte del antiguo monte concejil de la ciudad de Zamora y hoy constituye una de sus grandes áreas naturales periurbanas, se encuentra ubicado en un valle fluvial excavado inmediatamente al noroeste del casco urbano. La mayor parte de sus 70 ha de extensión se hallan cubiertas de pinar de pino piñonero (Pinus pinea), con presencia de un notable rodal de ejemplares de porte impresionante que superan los 200 años de edad. En torno al arroyo de Valorio, o de Valderrey, crece un bien conservado bosque de ribera, dominado por álamos (Populus alba) y chopos (Populus nigra), con sotobosque de negrillos (Ulmus minor) y zarzas (Rubus ulmifolius).

 

Además encontramos numerosas especies arbóreas de tipo ornamental, plantaciones de arizónicas (Cupressus glabra) y restos de antiguos cultivos leñosos, entre los que destaca el almendro (Prunus dulcis). También, salpicados aquí y allá, podemos observar algunos retazos del bosque de quercíneas original formado por encinas (Quercus ilex), robles melojos (Quercus pyrenaica) y quejigos (Quercus faginea). En los llanos en altura que rodean el bosque existen pastizales xerófilos y acidófilos, con importante presencia del barceo (Stipa gigantea), alternando con parcelas cultivadas de cereal de secano

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Ruiseñor común (Luscinia megarhynchos)

Valorio cuenta con una  nutrida comunidad ornítica integrada por al menos 150 especies, de las que 72 son reproductoras comprobadas. Destaca por sus poblaciones de aves forestales, con buenas representaciones de rapaces nocturnas (cárabo Strix aluco, búho chico Asio otus, autillo Otus scops y mochuelo Athene noctua) y pícidos (torcecuello Jynx torquilla, pito real ibérico Picus sharpei, pico picapinos Dendrocopos major y pico menor Dryobates minor).  

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Búho chico (Asio otus)

Además cuenta con buenas poblaciones de paseriformes como ruiseñor común (Luscinia megarynchos), mosquitero ibérico (Phylloscopus ibericus), oropéndola (Oriolus oriolus), gorrión molinero (Passer montanus) y escribano soteño (Emberiza cirlus), y es un buen lugar para la observación de diversas rapaces que lo sobrevuelan habitualmente, en especial los milanos real (Milvus milvus) y negro (Milvus migrans), el águila calzada (Aquila pennata) y el buitre leonado (Gyps fulvus).

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Pico picapinos (Dendrocopos major)

En los espacios abiertos de su entorno más inmediato abundan las cogujadas montesina (Galerida theklae) y común (Galerida cristata) y están presentes otras especies características de estos medios como el aguilucho cenizo (Circus pygargus), el alcaudón real (Lanius meridionalis) y la collalba gris (Oenanthe oenanthe).

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Cogujada montesina (Galerida theklae)

Por otro lado, se ha citado en Valorio la presencia de 25 especies de mamíferos, entre ellos el murciélago ratonero grande (Myotis myotis), la rata de agua (Arvicola sapidus), el conejo (Oryctolagus cuniculus), el tejón (Meles meles) y la jineta (Genetta geneta); 10 de reptiles, como la lagartija colilarga (Psammodromus algirus) y las culebras de escalera (Zamenis scalaris) y bastarda (Malpolon monspessulanus); 6 de anfibios, como el sapillo moteado (Pelodytes hespericus) y el sapo partero común (Alytes obstetricans); y otras 6 de peces, entre los que destaca la amenazada bermejuela (Achondrostoma arcasii), un pequeño ciprínido endémico considerado “Vulnerable” a nivel mundial.

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Bermejuela (Achondrostoma arcasii)

Finalmente, hay que destacar la bien conservada comunidad de lepidópteros que albergan nuestro pequeño bosque zamorano y sus alrededores, con más de 50 especies de mariposas diurnas presentes, entre ellas especies como Papilio machaon, Iphiclides feisthamelii, Zerynthia rumina, Zegris eupheme, Brintesia circe, Polygonia c-album, Argynnis pandora y Tomares ballus.

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Zerynthia rumina