Esteparias en las ondas

Sigo con las colaboraciones en el programa «Hoy por hoy» de la emisora Radio Zamora (SER), hablando de la diversidad biológica de nuestro entorno con su presentador, César Antruejo. Se trata de un pequeño espacio que se emite en directo todos los jueves en torno a las 12:45.

Esta semana hemos hablado de ortegas y gangas mientras que la pasada le tocó el turno al búho campestre y otras estrigiformes. Podéis escuchar ambas intervenciones en los enlaces adjuntos:

https://play.cadenaser.com/audio/1575040584_716165/

https://play.cadenaser.com/audio/1575040517_073306/

Búho campestre (Asio flammeus)

Joyas aladas de la estepa

Hembra de ganga común o ibérica en una rastrojera

Pocas familias de aves podemos encontrar tan magníficamente adaptadas a la dura y azarosa existencia en las estepas y desiertos como la integrada por las gangas -en sentido amplio: Pteroclidae-. Dotadas de una potente musculatura alar que les permite realizar periplos de varias decenas de kilómetros hasta sus lejanos abrevaderos, con un vuelo veloz e incansable, la dieta de estas aves -casi exclusivamente a base de semillas, tanto en los adultos como en sus polluelos- las obliga a un consumo diario de agua. Su extraordinaria adaptación llega hasta el punto de que los adultos transportan el preciado líquido en las plumas del pecho, empapadas, para suministrarlo a los pollos que aguardan en el nido, apenas una depresión excavada en el suelo de un barbecho o un baldío.

Dos machos y una hembra de ortega dirigiéndose a su zona de alimentación (Foto Gonzalo Criado)

Aves de tamaño similar al de una perdiz o una paloma, destacan por sus bellísimos al mismo tiempo que crípticos plumajes. Amonadas entre los surcos de una tierra arada, resultan virtualmente invisibles para el ojo humano no entrenado en su detección. Vistas más de cerca -lo que no resulta fácil dados su carácter desconfiado y su vuelo largo y veloz- se aprecian los preciosos dibujos y contrastes que justifican plenamente su denominación de “joyas aladas de la estepa”.

En la península ibérica contamos con dos especies de este género de aves esteparias: la ganga común o ganga ibérica (Pterocles alchata) y la ortega o ganga ortega (Pterocles orientalis). En ambos casos, su distribución europea se reduce a las regiones más áridas de España y Portugal y , sólo en el caso de la primera especie, una pequeña área de la Francia mediterránea.

Pareja de ortegas entrando a bebedero (Foto Gonzalo Criado)

Las poblaciones de gangas y ortegas, antaño abundantes se han reducido enormemente en las últimas décadas hasta el punto de convertirse en especies seriamente amenazadas. Las causas de su rarefacción se relacionan fundamentalmente con la grave pérdida de hábitat que están sufriendo por las dramáticas transformaciones experimentadas en las pseudoestepas cerealistas y los pastizales secos donde viven.

Las poblaciones ibéricas de ambas especies rondarían apenas los 10.000 ejemplares o incluso es posible que no lleguen. En Castilla y León, la ganga común o ibérica podría estar ya por debajo del centenar de individuos mientras que la ortega, mucho más extendida en esta comunidad autónoma, superaría el millar.

Macho de ganga común o ibérica comiendo en una rastrojera

En cuanto a las tierras zamoranas, contamos con una pequeña población de ganga común o ibérica, compartida con la provincia de Valladolid y que seguramente sea la más importante de Castilla y León. Se distribuye por varios municipios de las comarcas de La Guareña y Tierra de Toro y por los limítrofes de la provincia vecina. Probablemente no suman más de 70 ejemplares.

Distribución actual de la ganga común o ganga ibérica en la provincia de Zamora

La ortega, por su parte, se halla bastante más extendida, con pequeños núcleos muy dispersos por las comarcas de Campos, Tierra del Pan, Tierra del Vino (donde se alcanza su densidad más elevada), Tierra de Alba, Sayago, Toro, La Guareña, Benavente, Tábara y Aliste. En conjunto podrían sumar unos 200 o 300 ejemplares.

Distribución actual de la ortega o ganga ortega en la provincia de Zamora

Estas aves fueron muy abundantes en el pasado y por ello perfectamente conocidas por quienes frecuentaban las amplias extensiones del agro donde habitaban. Labradores, pastores y cazadores discernían desde lejos las características y distintivas voces o reclamos de ambas especies, voces que originaron sus respectivos nombres. Así el potente y nasal “aang-aang” de Pterocles alchata dio lugar al ornitónimo ganga, mientras que el sordo y gutural “chorrr” o “corrr” de Pterocles orientalis produjo ortega y también las denominaciones más comunes en las comarcas zamoranas como corteza, cortizuela o chorla.

Hembra de ortega (Foto Gonzalo Criado)

Sobre el impacto de estas aves en nuestra cultura también resulta interesante conocer que originaron apellidos frecuentes en el ámbito hispánico como es el caso de Ortega y también Gangas y Ganga.. Es posible que los primeros que portaran estos apellidos fueran cazadores especialistas en la difícil captura de estas esquivas y veloces especies.

Estas bellísimas aves, verdadero símbolo de la extraordinaria diversidad biológica que atesoraron tradicionalmente los campos y estepas ibéricos, podrían desaparecer de los mismos a medio o incluso a corto plazo si continúan o arrecian los factores que las amenazan, dejando nuestros páramos convertidos en desiertos silenciosos vacíos de vida. Necesitamos urgentemente que sobre nuestras políticas agropecuarias se derramen litros y litros de sentido común y poner coto a la cruda codicia que las guía. Necesitamos, sin falta, una Política Agraria Comunitaria sostenible.

Pareja de gangas comunes o ibéricas

Los que ya no están y los recién llegados (o regresados)

otis tarda
Avutarda común (Otis tarda)

La fauna del municipio de Zamora experimentó importantes cambios en cuanto a su composición a lo largo de los últimos 50 años. Por una parte, durante el último tercio del s. XX y lo que lleva transcurrido del XXI, varias especies de vertebrados desaparecieron del término de la ciudad, a menudo en el marco de procesos generalizados de rarefacción de dichas especies, ocasionados por la destrucción o grave modificación de su hábitat, competencia con especies alóctonas introducidas, caza excesiva o venenos, entre otros factores.

Entre estas especies que hoy consideramos ya desaparecidas de nuestro término municipal, se cuentan mamíferos carnívoros como el Lince ibérico (Lynx pardina) y, muy probablemente, el Gato montés (Felis sylvestris). Del lince, concretamente, las últimas citas en las dehesas ubicadas al oeste de la ciudad son de la década de 1970.

Otro grupo de especies que ha sufrido una verdadera sangría en el municipio de Zamora es el de las aves esteparias: la Avutarda (Otis tarda) y la Ganga (Pterocles alchata) desaparecieron entre las décadas de 1980 y 1990, mientras que el Sisón (Tetrax tetrax) y la Ortega (Pterocles orientalis) aguantaron con mínimos efectivos hasta hace muy pocos años. En estos casos, la urbanización de una parte muy importante de su hábitat (en el actual polígono industrial de “Los Llanos”) y la grave modificación por intensificación agrícola del resto, fueron los factores principales que condujeron a este lamentable destino.

También entre los habitantes del medio acuático hemos padecido destacadas pérdidas: peces autóctonos como la Boga del Duero (Pseudochondrostoma duriense) o la Anguila europea (Anguilla anguilla) así como el cangrejo de patas blancas (Austropotamobius pallipes) desaparecidos a causa de la introducción de especies exóticas, competidoras o depredadoras y el caso de la Anguila, por la construcción de grandes presas en el Duero, impidiendo su ascenso desde el Atlántico.

ciervo
Ciervo (Cervus elaphus)

Como contrapunto, en este mismo período se constató la colonización -o recolonización- del municipio por unas cuantas especies de vertebrados autóctonos que llegaron aquí por sus propios medios. Entre ellos podemos encontrar grandes mamíferos como el Jabalí (Sus scrofa), el Corzo (Capreolus capreolus) y el Ciervo (Cervus elaphus) que fueron apareciendo en las últimas décadas del siglo XX, tras largo tiempo ausentes del municipio. Un micromamífero, el Topillo campesino (Microtus arvalis), llegó aquí en la década de 1980.

Más nutrida es la nómina de nuevas aves que nos fueron llegando -en  muchos casos posiblemente haya que hablar de “regreso”- en este período: Somormujo lavanco (Podiceps cristatus), Cormorán grande (Phalacrocorax carbo), Garcilla bueyera (Bubulcus ibis), Avetorillo (Ixobrychus minutus), Garza imperial (Ardea purpurea), Elanio (Elanus caeruleus), Tórtola turca (Streptopelia decaocto), Pico menor (Dryobates minor), Golondrina dáurica (Cecropis daurica), Curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala) Pájaro moscón (Remiz pendulinus), Rabilargo ibérico (Cyanopica cooki) o Gorrión moruno (Passer hispaniolensis).

avetorillo
Avetorillo (Ixobrychus minutus)

Entre los factores conocidos de la expansión de estas especies de aves -muy variados- se pueden citar la protección de sus poblaciones (Cormorán grande), el calentamiento del clima (Curruca cabecinegra) o las transformaciones del hábitat (Pico menor).

Por último, encontramos una serie de especies alóctonas, que han llegado aquí de la mano del hombre y que, en general, suponen un problema gravísimo para nuestro medio natural, sobre todo por su papel de depredadores o competidores de especies nativas (autóctonas). Este sería el caso del Visón americano (Neovison vison), la Tortuga de Florida (Trachemys scripta), el Cangrejo de río americano (Procamburus clarkii), la Almeja asiática (Corbicula fluminea), la Mariposa del geranio (Cacyreus marshalli) y un gran número de peces introducidos, fundamentalmente, para la práctica de la pesca deportiva: Carpa (Cyprinus carpio), Pez rojo (Carassius auratus), Alburno (Alburnus alburnus), Perca sol (Lepomis gibbosus), Perca americana (Micropterus salmoides), Lucioperca (Sander lucioperca) y Lucio (Esox lucius).

micropterus salmoides las pallas 2014 (copia)
Perca americana (Micropterus salmoides)