El vicio de tejer: el pájaro moscón y su increíble nido

Probablemente, no encontraremos en el continente europeo una construcción elaborada por un ave comparable en su complejidad, perfección técnica e incluso cualidades estéticas, al nido del pájaro moscón (Remiz pendulinus).  El aspecto de estas estructuras resulta muy característico y reconocible, con su forma de bolsa lanosa dotada de una entrada en forma de tubo emplazada en la parte superior. Demostrando ser auténticos maestros en las artes de la construcción y el tejido, los machos de esta minúscula ave paseriforme (de apenas 11 cm de longitud y 10 g de peso) los elaboran a base de diversos materiales de origen vegetal, principalmente las semillas plumosas de chopos y espadañas, pero  también de origen animal como lana de oveja y telarañas.

Para asegurarlos frente a los depredadores terrestres y los vientos fuertes, los  amarran con firmeza a ramas delgadas y flexibles de árboles del género Salix (los conocidos sauces, salgueras, mimbreros o paleros) o también de álamos blancos. Si a estas preferencias en cuanto a los materiales y la ubicación del nido le unimos su afición a alimentarse con semillas de plantas palustres como las espadañas y carrizos, resulta comprensible que los lugares donde vamos a encontrarlos sean, fundamentalmente, las riberas de ríos y arroyos de llanura y las lagunas y charcas con abundante vegetación.

De forma excepcional, los pájaros moscones pueden ubicar sus nidos en tallos de carrizo (Phragmites sp). Zamora capital, 2 de abril de 2019.

Los machos de pájaro moscón comienzan a construir sus nidos con la intención de atraer a una hembra a su territorio. Si la deseada no aparece, el impenitente tejedor emprende la construcción de otro nuevo, en distinto emplazamiento, llegando a iniciar -aunque sin rematarlos- hasta tres diferentes de forma consecutiva. Cuando por fin se presenta la hembra y se produce el emparejamiento, ella elige el nido que más le agrada y colabora de modo activo en su finalización, especialmente en el rellenado y forrado interior, llevado a cabo con diversos materiales mullidos como plumas y musgo.

Las excelentes condiciones de protección del nido frente a depredadores e inclemencias meteorológicas aseguran a estos simpáticos y hábiles artesanos un notable éxito reproductor, lo cuál les anima, como es lógico, a depositar muchos huevos en la misma “cesta”: la puesta habitual es de 5 a 7 pero pueden llegar hasta a 10.

El pájaro moscón colonizó la cuenca del Duero a partir de la década de 1970, a partir de las poblaciones del vecino valle del Ebro y a mediados de los 80 su presencia en el Duero zamorano estaba ya notablemente asentada. La especie se expandió por los hábitat ribereños de las comarcas más orientales de la provincia e incluso llegó a instalarse muy localmente en algunos puntos del oeste. Sin embargo, en los últimos años, la extensión de su área de cría y la densidad de su población reproductora se han visto notablemente mermadas.

Distribución actual del pájaro moscón (Remiz pendulinus) en Zamora durante la época de cría.

Las riberas del Duero a su paso por la ciudad de Zamora albergan una importante población de pájaro moscón, posiblemente la más densa de la provincia y una de las más destacadas de Castilla y León. Se trata, sin duda, de una de las aves más atractivas para los observadores de aves locales y visitantes pero, sobre todo, un excelente indicador de la buena conservación de la vegetación natural en este tramo fluvial urbano. En cambio, la antaño boyante población nidificante en el bosque de Valorio ha desaparecido prácticamente en los últimos años, sin que se conozcan las causas de este declive.

Paseo por las riberas primaverales

Esta tarde tocaba de nuevo recorrido por las riberas del Duero. Había que tomar el pulso a su variada comunidad de aves -en pleno apogeo primaveral- para preparar las dos actividades de “Zamora, Aves y Naturaleza” programadas para esta semana: el viernes por la tarde y el domingo por la mañana.

Como ya sabéis, el tramo fluvial que atraviesa nuestra ciudad es un verdadero paraíso para las aves gracias a la buena conservación de sus islas y riberas.

Las condiciones para la observación son muy buenas y además esta actividad se ve acompañada por la belleza paisajística que nace de la combinación de este estupendo medio natural con los interesantísimos elementos arquitectónicos que jalonan el paseo.

«Homenaje a los poetas zamoranos». Escultura de José Luis Coomonte recientemente erigida junto al puente de los Poetas.

Aceñas de Cabañales

El paseo de hoy discurrió por ambas márgenes del Duero: un total de casi seis kilómetros con una duración de algo más de tres horas. El censo y la lista de aves detectadas a lo largo del recorrido nos permiten hacernos idea de la abundancia y variedad presentes: 691 ejemplares de 55 especies diferentes. Los pongo al final del post por si queréis consultarlos.

No sólo hubo aves. Un buen número de tortugas de agua dulce se soleaban en las orillas. La mayoría pertenecían a dos especies: el autóctono galápago leproso (Mauremys leprosa) y el alóctono galápago de Florida (Trachemys scripta). Pero la mejor observación del día fue este solitario ejemplar del autóctono y muy amenazado galápago europeo (Emys orbicularis), una de las joyas más valiosas de nuestro medio fluvial.
La colonia de ardeidas que alberga una de las islas fluviales constituye, sin duda, el principal punto de atracción durante la temporada de cría. Casi todos los nidos de garza real (Ardea cinerea) contienen ya pollos de diferentes edades, mientras que los martinetes comunes (Nycticorax nycticorax) se hallan, por lo general, inmersos en la incubación.
Muchos pollos de garza real son ya lo suficientemente grandes para que sus padres los puedan dejar solos en el nido y, de ese modo, dedicar más tiempo a la captura de las presas que sus hijos demandan incesantemente.
También las abundantes cigüeñas blancas (Ciconia ciconia) se entregan con gran dedicación a la labor de empollar sus puestas.
En estos días se comienzan a ver las primeras polladas de ánade azulón (Anas platyrhynchos).
En cambio, los diminutos pájaros moscones (Remiz pendulinus) se encuentran todavía dedicados a la construcción de sus nidos, verdaderas obras maestras.
Esta hembra de avetorillo común (Ixobrychus minutus), el duende los carrizales, nos muestra su consumada técnica de pesca con arpón que ejecuta gracias a la sorprendente longitud de su cuello.
Pero la elegancia y la belleza alcanzan su grado máximo en esta otra ardeida (una familia por la que siento verdadera debilidad): la garceta común (Egretta garzetta).

Aquí tenéis la lista completa de las aves observadas u oídas, con el número de ejemplares detectados de cada una:

Ánade azulón (Anas platyrhynchos) 47

Somormujo lavanco (Podiceps cristatus) 1

Paloma bravía (doméstica) (Columba livia) 57

Paloma torcaz (Columba palumbus) 31

Tórtola turca (Streptopelia decaocto) 12

Vencejo común (Apus apus) 2

Gallineta común (Gallinula chloropus) 8

Andarríos chico (Actitis hypoleucos) 9

Gaviota reidora (Chroicocephalus ridibundus) 17

Cigüeña blanca (Ciconia ciconia) 46

Cormorán grande (Phalacrocorax carbo) 19

Avetorillo común (Ixobrychus minutus) 1

Garza real (Ardea cinerea) 43

Garceta común (Egretta garzetta) 2

Martinete común (Nycticorax nycticorax) 10

Buitre leonado (Gyps fulvus) 4

Águila calzada (Hieraaetus pennatus) 3

Milano negro (Milvus migrans) 16

Autillo europeo (Otus scops) 1

Martín pescador común (Alcedo atthis) 1

Torcecuello euroasiático (Jynx torquilla) 3

Pico menor (Dryobates minor) 1

Cernícalo vulgar (Falco tinnunculus) 2

Urraca común (Pica pica) 21

Grajilla occidental (Corvus monedula) 11

Cuervo grande (Corvus corax) 4

Herrerillo común (Cyanistes caeruleus) 7

Carbonero común (Parus major) 11

Pájaro moscón europeo (Remiz pendulinus) 2

Carricerín común (Acrocephalus schoenobaenus) 4

Carricero común (Acrocephalus scirpaceus) 2

Carricero tordal (Acrocephalus arundinaceus) 1

Avión roquero (Ptyonoprogne rupestris) 2

Golondrina común (Hirundo rustica) 34

Avión común (Delichon urbicum) 5

Mosquitero papialbo (Phylloscopus bonelli) 1

Mosquitero ibérico (Phylloscopus ibericus) 6

Cetia ruiseñor (Cettia cetti) 12

Mito común (Aegithalos caudatus) 2

Curruca capirotada (Sylvia atricapilla) 10

Agateador europeo (Certhia brachydactyla) 3

Chochín común (Troglodytes troglodytes) 3

Estornino negro (Sturnus unicolor) 36

Mirlo común (Turdus merula) 17

Petirrojo europeo (Erithacus rubecula) 4

Ruiseñor común (Luscinia megarhynchos) 9

Colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros) 10

Gorrión común (Passer domesticus) 52

Gorrión molinero (Passer montanus) 37

Lavandera blanca (Motacilla alba) 3

Pinzón vulgar (Fringilla coelebs) 1

Verderón común (Chloris chloris) 12

Pardillo común (Linaria cannabina) 2

Jilguero europeo (Carduelis carduelis) 23

Serín verdecillo (Serinus serinus) 8

Los que ya no están y los recién llegados (o regresados)

otis tarda
Avutarda común (Otis tarda)

La fauna del municipio de Zamora experimentó importantes cambios en cuanto a su composición a lo largo de los últimos 50 años. Por una parte, durante el último tercio del s. XX y lo que lleva transcurrido del XXI, varias especies de vertebrados desaparecieron del término de la ciudad, a menudo en el marco de procesos generalizados de rarefacción de dichas especies, ocasionados por la destrucción o grave modificación de su hábitat, competencia con especies alóctonas introducidas, caza excesiva o venenos, entre otros factores.

Entre estas especies que hoy consideramos ya desaparecidas de nuestro término municipal, se cuentan mamíferos carnívoros como el Lince ibérico (Lynx pardina) y, muy probablemente, el Gato montés (Felis sylvestris). Del lince, concretamente, las últimas citas en las dehesas ubicadas al oeste de la ciudad son de la década de 1970.

Otro grupo de especies que ha sufrido una verdadera sangría en el municipio de Zamora es el de las aves esteparias: la Avutarda (Otis tarda) y la Ganga (Pterocles alchata) desaparecieron entre las décadas de 1980 y 1990, mientras que el Sisón (Tetrax tetrax) y la Ortega (Pterocles orientalis) aguantaron con mínimos efectivos hasta hace muy pocos años. En estos casos, la urbanización de una parte muy importante de su hábitat (en el actual polígono industrial de “Los Llanos”) y la grave modificación por intensificación agrícola del resto, fueron los factores principales que condujeron a este lamentable destino.

También entre los habitantes del medio acuático hemos padecido destacadas pérdidas: peces autóctonos como la Boga del Duero (Pseudochondrostoma duriense) o la Anguila europea (Anguilla anguilla) así como el cangrejo de patas blancas (Austropotamobius pallipes) desaparecidos a causa de la introducción de especies exóticas, competidoras o depredadoras y el caso de la Anguila, por la construcción de grandes presas en el Duero, impidiendo su ascenso desde el Atlántico.

ciervo
Ciervo (Cervus elaphus)

Como contrapunto, en este mismo período se constató la colonización -o recolonización- del municipio por unas cuantas especies de vertebrados autóctonos que llegaron aquí por sus propios medios. Entre ellos podemos encontrar grandes mamíferos como el Jabalí (Sus scrofa), el Corzo (Capreolus capreolus) y el Ciervo (Cervus elaphus) que fueron apareciendo en las últimas décadas del siglo XX, tras largo tiempo ausentes del municipio. Un micromamífero, el Topillo campesino (Microtus arvalis), llegó aquí en la década de 1980.

Más nutrida es la nómina de nuevas aves que nos fueron llegando -en  muchos casos posiblemente haya que hablar de “regreso”- en este período: Somormujo lavanco (Podiceps cristatus), Cormorán grande (Phalacrocorax carbo), Garcilla bueyera (Bubulcus ibis), Avetorillo (Ixobrychus minutus), Garza imperial (Ardea purpurea), Elanio (Elanus caeruleus), Tórtola turca (Streptopelia decaocto), Pico menor (Dryobates minor), Golondrina dáurica (Cecropis daurica), Curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala) Pájaro moscón (Remiz pendulinus), Rabilargo ibérico (Cyanopica cooki) o Gorrión moruno (Passer hispaniolensis).

avetorillo
Avetorillo (Ixobrychus minutus)

Entre los factores conocidos de la expansión de estas especies de aves -muy variados- se pueden citar la protección de sus poblaciones (Cormorán grande), el calentamiento del clima (Curruca cabecinegra) o las transformaciones del hábitat (Pico menor).

Por último, encontramos una serie de especies alóctonas, que han llegado aquí de la mano del hombre y que, en general, suponen un problema gravísimo para nuestro medio natural, sobre todo por su papel de depredadores o competidores de especies nativas (autóctonas). Este sería el caso del Visón americano (Neovison vison), la Tortuga de Florida (Trachemys scripta), el Cangrejo de río americano (Procamburus clarkii), la Almeja asiática (Corbicula fluminea), la Mariposa del geranio (Cacyreus marshalli) y un gran número de peces introducidos, fundamentalmente, para la práctica de la pesca deportiva: Carpa (Cyprinus carpio), Pez rojo (Carassius auratus), Alburno (Alburnus alburnus), Perca sol (Lepomis gibbosus), Perca americana (Micropterus salmoides), Lucioperca (Sander lucioperca) y Lucio (Esox lucius).

micropterus salmoides las pallas 2014 (copia)
Perca americana (Micropterus salmoides)