
Uno de los aspectos más característicos del comportamiento del martinete común (Nycticorax nycticorax) es su actividad fundamentalmente nocturna, especialmente fuera del período reproductor. Este patrón ha dado lugar a algunos nombres vernáculos de los numerosos que reciben estas misteriosas ardeidas a lo largo y ancho de su extensísima área de distribución que abarca gran parte de los continentes euroasiático, africano y americano. Así, en Argentina y en Andalucía es conocido como garza bruja, en gallego se denomina garza da noite y en catalán martinet de nit.

También su denominación científica, nycticorax (“cuervo nocturno” en griego), hace clara referencia a sus hábitos noctámbulos. Durante el otoño y el invierno, los martinetes que no han emigrado hacia el sur -lo habitual en su especie- se agrupan en dormideros comunales donde descansan durante el día, tratando de permanecer a salvo de sus depredadores: aves rapaces y mamíferos carnívoros, sobre todo.

Al caer las tinieblas, vuelan siguiendo el curso del río en dirección a sus áreas de pesca, ubicadas con frecuencia a varios kilómetros de distancia del dormidero. En la oscuridad, los distintos individuos del grupo se comunican entre sí emitiendo una voz característica: «guac-guac». Este sonoro reclamo también ha inspirado una cantidad considerable de vernáculos, tales como guaco o huaco en Perú, Colombia, Venezuela y México, kwak en neeerlandés y goraz en portugués europeo.

En Brasil, en cambio, se conocen como dorminhocos, haciendo referencia a sus hábitos de descanso diurno. Curiosamente, dormilones es uno de los dos nombres populares recogidos en Zamora. El otro, mediagarza, probablemente se refiera a sus dimensiones corporales, francamente menores que las de otras especies de la misma familia como la garza real (Ardea cinerea), con la que suele coincidir, incluso en las colonias de cría.
