
A mediados del mes de mayo los machos de culebra de escalera (Zamenis scalaris) comienzan su período de celo y con él un incremento muy sustancial de su actividad y desplazamientos. Para muchos de ellos las consecuencias resultan fatales: más fáciles de detectar en lugares de tránsito y proximidad de edificaciones, se tornan muy vulnerables frente a la violencia que demasiadas personas siguen descargando contra estos reptiles, cegadas por un miedo y un odio atávicos, sin justificación objetiva. Es el tiempo del penoso espectáculo de las culebras y lagartos descoyuntados a mandobles en los caminos agrícolas y paseos periurbanos.

También es ahora cuando comienzan a aparecer muertas o agonizantes en pistas y carreteras, víctimas del tráfico rodado: la culebra de escalera es el ofidio ibérico que presenta una mayor mortalidad por esta causa. De hábitos en buena medida nocturnos, sobre todo en verano, es frecuente que acuda al asfalto caliente para termorregularse, con el consiguiente riesgo de morir atropellada.

Esta querencia por la nocturnidad viene motivada en gran medida por sus preferencias tróficas: los ratones, topillos y ratas que constituyen la parte principal de su dieta se muestran mucho más activos durante ese horario. Por cierto, que la escalera no sólo se alimenta de pequeños roedores sino que muy a menudo también utiliza sus madrigueras como refugio.

Su hábitat preferido son las zonas de bosque y matorral mediterráneo, los sotos de las riberas y las campiñas con mosaico de medios diversos. Se trata de un endemismo ibero-occitano: ocupa la mayor parte de la península ibérica (evitando la región Eurosiberiana), el sudeste de Francia y una pequeña área del noroeste de Italia. La culebra de escalera es uno de los reptiles ibéricos con registro fósil más antiguo y continuo: habita este extremo occidental de Eurasia desde hace más de dos millones de años.

En Zamora se encuentra ampliamente distribuida aunque -coincidiendo con lo indicado para su área general- resulta muy rara y local en las áreas de ambiente menos mediterráneo, sobre todo en Sanabria, y en aquéllas intensamente deforestadas como es el caso de Tierra de Campos. Es la tercera especie de serpiente más extendida en la provincia, tras las culebras viperina (Natrix maura) y bastarda (Malpolon monspessulanus), y la más frecuente en los bosques de ribera y las áreas forestales de carácter mediterráneo de la mayor parte de sus comarcas.


La ofidiofobia (miedo y odio a las serpientes) podría tener su base en una adaptación evolutiva del cerebro de los mamíferos pero no cabe duda de que también tiene un componente muy importante de refuerzo cultural, que se manifiesta en forma de prejuicio irracional. Dar muerte intencionadamente a una especie (protegida, por cierto) que no supone ningún peligro para las personas ni para los animales domésticos y que, sin embargo, constituye un implacable depredador de pequeños roedores, no parece un comportamiento muy inteligente.

Muy buenas Alfredo.
La tengo vista a mayores en las siguientes; TM71, TM76, TM94, TM85 y UM13.
Salud.
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Muchas gracias Cristian. Incluyo tus aportaciones al mapa.
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Siempre me ha fascinado la contemplación de las culebras o serpientes. Nunca he entendido el odio que generan, sobre todo en los hombres. Gracias por tu valiosa información.
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Hola, soy Miguel y vivo en Pontevedra; yo, todos los años suelo coger una o dos en mi casa y las suelto en el monte, lejos de las casas; yo por mí me las quedaría para defender la huerta, pero a mi suegra no le gustan y las mataría.
Creo que el ser humano tiene una deficiencia crónica.
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